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Cultura

ARCO 2016, la edición del diálogo

  • La feria madrileña arranca inmersa en la celebración de sus 35 años y con unas optimistas expectativas comerciales. Destaca la gran presencia de galerías y artistas internacionales.

La feria ARCO abre sus puertas e-sta nueva edición celebrando su 35 aniversario con nuevos proyectos y actividades que desbordan el espacio expositivo y la programación tradicional. Una feria que este año ha conseguido consolidarse como una de las más importantes de Europa gracias a la enorme presencia de galerías y artistas extranjeros, entre los que destacan los latinoamericanos, y unas expectativas comerciales más que positivas.

Una de las propuestas más interesantes de esta edición es Imaginando otros futuros, una iniciativa comisariada por María y Lorena del Corral. Éstas han llevado a cabo una selección de galerías de diferentes países presentes en ediciones anteriores que muestran el diálogo entre dos artistas de distintas generaciones. Podemos entrever, por tanto, la evolución de la propia galería en su discurso y planteamientos, así como deducir futuros posibles. La galería vienesa Krinzinger pone a dialogar las performances de Günter Brus con la obra plástica de Ángela de la Cruz. La preocupación por la materia, su comportamiento y sus formas conforman el hilo argumental de este espacio. Air de Paris, la celebérrima galería parisina, muestra el trabajo de Dorothy Iannone y Sarah Pucci, dos artistas que trabajan en torno a la sexualidad femenina y sus símbolos. Otra galería invitada ha sido la brasileña Lucía Brito, que exhibe el trabajo de Waldemar Cordeiro y de Raphael Zarka. Las piezas pictóricas de Cordeiro, uno de los padres del arte abstracto geométrico en Brasil y pionero en el ámbito del arte computacional, dan la réplica a las esculturas geométricas de infinitas posibilidades compositivas del joven Zarka.

Lucía Brito sólo es una de las 48 galerías latinoamericanas invitadas a la cita. Carlos Urroz, director de ARCO, viene potenciando desde 2010 la presencia de Latinoamérica en la feria con el objetivo de convertirla en una de sus señas distintivas. Una estrategia que está funcionando a la perfección y buena muestra la dan los Solo Project, una serie de espacios que se consolidan como la plataforma de presentación e investigación de la producción artística latinoamericana. Las temáticas vinculadas con la construcción identitaria y cultural de los pueblos suramericanos permanecen (Fernándo Gutíerrez Huanchaco o Mauricio Limón), pero no son las únicas. Encontramos, por ejemplo, el trabajo de la performer venezolana Érika Ordosgoitti (galería ABRA) quien relata, completamente desnuda, una serie de hechos traumáticos de tipo político, social o cultural, rompiendo las fronteras de lo erótico.

Esta nueva edición, en la que se ha descartado el formato de País Invitado, nos retrotrae a 1997, año en el que, en lugar de haber un país invitado, asistió a la feria casi medio continente americano, y es que los nexos comerciales e institucionales con Latinoamérica resultan ahora más necesarios que nunca. ARCO abrirá el próximo mayo su primera sucursal en Lisboa cumpliendo finalmente el objetivo de convertir la feria en una cita internacional, como ya lo hizo en su momento Art Basel en Miami. Estrechar relaciones con Portugal significa, por otra parte, afianzar sus ya sólidos lazos con el mercado latinoamericano y concretamente con Brasil, país estrechamente unido a Portugal. Sin asomo de ocultación u oscurantismo, la cita se está proyectando hacia el Atlántico.

No han faltado a la cita las galerías que han protagonizado la historia de ARCO durante estos 35 años. Helga de Alvear y Juana de Aizpuru vuelven a apostar por artistas nacionales e internacionales de técnicas y estilos dispares. En la primera destaca el trabajo que Santiago Sierra ha dedicado a la crisis griega y en la segunda la obra micro-macroscópica de Jiri Dokoupil. Otros espacios de corte más clásico son las galerías Fernández- Braso, que ha apostado por una serie de piezas excepcionales de Antonio Saura, y la francesa Denise René con una de las colecciones de arte concreto más importantes de la feria. Ésta última también ha querido establecer un diálogo generacional exhibiendo piezas de artistas de los años 50 y 60 como Vasarely o el Equipo 57, así como de artistas contemporáneos como Pe Lang que suman a la abstracción geométrica el movimiento (Moving objects, 2015).

Las galerías más jóvenes que destacan en esta edición son ADN, cuyo stand vuelve a estar marcado por una inteligente crítica sociocultural (véanse los trabajos de Iván Argote o Nuria Güell); Max Estrella, con obras de formato más arriesgado como la proyección sobre escultura de perro de Eugenio Ampudia o la videoinstalación de Daniel Canogar, y la galería Javier López y Fer Francés que en esta edición vuelven a exhibir la obra de jóvenes artistas andaluces como Manuel León o Marina Vargas.

Por último, cabría destacar otra de las propuestas más interesantes de la feria: Año 35. Madrid, ideada por el crítico de arte y comisario Javier Hontoria, quien ha rendido su propio homenaje a la ciudad de Madrid trasladando la intervención de diversos artistas a distintos espacios e instituciones de la ciudad como el recién restaurado Museo Arqueológico Nacional o la Casa Árabe. El conjunto de obras renuncia al hilo conductor: perspectiva crítica o irónica, cuestionamientos geopolíticos, ironía, evolución... Un resultado desigual y sin embargo certero en sus planteamientos, ya que se compromete con nuevas relecturas del pasado y cuestiona el papel de los contenedores patrimoniales. Este proyecto vuelca la feria en un ámbito más expositivo que comercial, impregnándose del espíritu del museo y aproximándose más al público en general, una edición, como los propios organizadores aseguran, "excepcional e irrepetible".

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