Bruce Willis, viajero en el tiempo
CINE
Se estrena 'Looper', una nueva vuelta de tuerca al género de los viajes entre el pasado y el futuro con asesinos de por medio.
Los viajes por el tiempo siempre han estimulado la imaginación, a pesar del axioma que en su momento dijo un célebre periodista ya fallecido: no pueden existir porque en nuestro tiempo no se han realizado, y del futuro no ha venido nadie. En cualquier caso, esta cuarta dimensión que profetizó Einstein ha dado mucho juego a novelistas y a cineastas, a pesar de los problemas lógicos que conlleva. Está el problema de la paradoja temporal. Si uno salta hacia atrás y mata a sus padres antes de que se conozcan, entonces ¿Cómo ha podido nacer uno? Algunos filmes, como la ochentera Millenium (no confundir con las novelas de Larsson) lo arreglaban con una especie de tormenta espacio temporal cada vez que alguien cambiaba algo del pasado. Algo así ocurría en El sonido del trueno, donde un grupo de exploradores viajaba a la prehistoria y por un fallo volvían a un mundo cambiado ya que eso había cambiado toda la evolución del planeta.
Pero las películas sobre saltos temporales no son tan escrupulosas al respecto y hacen lo que les conviene a efectos dramáticos. Es más, les gusta guardarse sorpresitas para el final, aunque violen la lógica del relato. En este subgénero las hay de todos los tipos. Las hay más sandungueras, como El final de la cuenta atrás o Déjà Vu, esta última del recién desaparecido Tony Scott, filmes más de acción sobre los viajes en el tiempo que reflexivos. Hay comedias, como la saga de Regreso al futuro o la clásica Atrapado en el tiempo, donde Bill Murray vivía una y otra vez el mismo día. Y aunque parezca mentira, también hay sitio para que autores puros y duros alteren sus relojes. Fue el caso de la española Los cronocrímenes donde Nacho Vigalondo hablaba de las posibilidades del viaje temporal a corto plazo. O de la árida Primer, un film de culto de bajo presupuesto donde dos jóvenes científicos ideaban de casualidad una máquina del tiempo y caían en un bucle temporal que les volvía locos a ellos y a los espectadores. Y, como no, hasta Woody Allen cayó en el subgénero con la gozosa Midnight in Paris y sus cambios entre el presente y la capital francesa de entreguerras, con su Olimpo de genios. Y por supuesto, por encima de todas ellas, las diversas versiones de la novela seminal de todo el proceso, La máquina del tiempo, de H.G.Wells.
Looper es un thriller que se añade a esta larga lista, con alguna variante, pues en vez de alterarse el pasado como manda la norma, se altera el futuro en vez del pasado. Se supone que en el año 2072 los asesinatos están terminantemente prohibidos, pero como el que hace la ley hace la trampa, este tema se soslaya de una forma original: mandando a las víctimas a través del tiempo hasta 2042, donde los loopers, una organización de sicarios, dan cuenta de ellos. Hay uno joven que es de los mejores, hasta que recibe del futuro un nuevo objetivo… que resulta ser él mismo treinta años más viejo. Lo curioso es que el asesino mayor es encarnado por Bruce Willis, que ya sabe lo que es dar saltos temporales, pues no en vano protagonizó otro gran clásico del subgénero, como es 12 monos, así que ya sabe de qué va el tema. Joseph Gordon-Levitt es su otro yo joven, al que tendrá que esquivar para seguir vivo, aunque si gana seguirá vivo también. Las paradojas temporales.
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