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Juan Carlos Marset. Ex director general del Inaem

"Cambiar por cambiar no engrandece a ninguna institución"

  • En su etapa como responsable de Cultura del Ayuntamiento impulsó la llegada de Pedro Halffter a Sevilla. Califica esta etapa del director madrileño como "diez años espléndidos".

Juan Carlos Marset -poeta, profesor universitario y gestor cultural- era delegado municipal de Cultura cuando en 2004 Pedro Halffter fue contratado como responsable artístico del Teatro de la Maestranza, labor que compaginaría con la de director de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla (ROSS). Marset explicó entonces que su designación obedecía "a la voluntad de crecimiento" del coliseo lírico, que iba a incrementar su programación operística tanto en títulos como en número de representaciones, un proyecto que él apoyaría posteriormente como director general del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y la Música (Inaem) del Ministerio de Cultura.

-¿Qué le parece lo más sobresaliente, llamativo o interesante de la trayectoria de la Sinfónica de Sevilla (ROSS) y el Maestranza en la última década, período en que el maestro Pedro Halffter ha asumido la dirección artística de ambas instituciones?

-Lo más sobresaliente es la eficacia y la estabilidad institucional del modelo artístico y de gestión que se planteó al arrancar esta década. Que el director artístico de la orquesta y el teatro fuera el mismo para evitar la situación de marginalidad y hasta de queja de la Sinfónica de Sevilla respecto al Maestranza. Y que con la presencia de la orquesta residente se reforzara el carácter del Maestranza como gran teatro lírico, con una programación bien constituida. El acierto del modelo de gestión fue compartir, no para separar sino para aproximar ambas instituciones, pues al hacer comunes los problemas de la gerencia y de la programación artística se ha creado una armonía y la posibilidad real de desarrollar un gran proyecto artístico. La ROSS ha ganado en esta etapa -como todo el mundo reconoce- en prestigio, en calidad y personalidad tanto como en programación y mejor sonido. Y el teatro también ha tenido un proceso de crecimiento en su ambición y actividades. Coincidió con la etapa de subidas presupuestarias, y tanto en mi etapa como delegado municipal de Cultura en Sevilla como luego desde el Inaem el Ministerio de Cultura hizo una gran apuesta por el Maestranza. Y ahora pese a las reducciones económicas y a la falta de recursos el modelo se ha sostenido, lo que ha demostrado que era sólido. Halffter le ha dado a la orquesta color, personalidad, empatía con Sevilla y una proyección internacional que para mi gusto podría haber sido mayor. Porque una de las tareas pendientes son las giras internacionales.

-¿Qué cambios podrían engrandecer la labor de la orquesta y el teatro en la nueva etapa que se abrirá a partir de julio, tanto si Pedro Halffter renueva como si se nombra un sucesor?

-Cambiar por cambiar no engrandece a ninguna institución. Los cambios tienen que tener sentido. No se deben despreciar las giras y la presencia de la ROSS en el mundo porque eso sí que cuesta dinero. Tiene que haber más ambición. La Sinfónica debe reanudar lo mejor de su proyecto, como las giras por China y Europa; eso implica dinero, inversión y mecanismos público-privados para que esas giras sean contratadas según los modelos de producción del Inaem. No se puede aceptar la mentalidad de "menos mal que no vamos de gira porque eso nos cuesta dinero". Hay que avanzar también en grabaciones, en presencia mediática, en acuerdos de retransmisiones como hizo Barcelona con las grabaciones de ópera del Liceo; estar más accesible en otros ámbitos y más allá del Paseo Colón, por ejemplo a través de las redes sociales. El cambio no puede ser dar marcha atrás. En el Maestranza hubo un gran pacto institucional para programar más óperas y coproducir más. Todas las administraciones estaban de acuerdo en que el compromiso con la ópera era bueno para la ciudad y el teatro, pero una nueva etapa precisa que se vea con claridad que apoyar a las instituciones culturales no es gasto sino inversión. Habría que llegar, contando con óperas infantiles y en concierto, a las seis u ocho anuales. Hay una buena gestión, se dan sinergias muy positivas entre orquesta y teatro, la capacidad de crecimiento persiste. No es momento de retirarse alegando que esto nos cuesta dinero como ha planteado la Diputación o como llegaron a decir tiempo atrás algunas instancias del Ayuntamiento que, por suerte, rectificaron. Y hay que insistir en la diversificación del público y, por tanto, de la programación. Para mí lo más importante fue el compromiso de Pedro Halffter con la composición actual, que se ha parado de manera preocupante. Ese gran éxito de Lulú, el estreno de Elena Mendoza tan bonito... hay que retomar ese compromiso. El acomodo de Pedro Halffter a los problemas presupuestarios hay que superarlo porque falta el dialogar de tú a tú con los grandes teatros internacionales diversificando el público. El Maestranza y la ROSS, como ocurrió con la Premio Nacional de Música Elena Mendoza, deben vincularse más a la realidad musical contemporánea que sobrevive en Sevilla, reforzando el papel y la dimensión internacional de conjuntos como Taller Sonoro.

-¿Qué factores deberían tenerse en cuenta en la selección/renovación del candidato ideal para ambas instituciones?

-En mi etapa en el Inaem aprobamos el Código de Buenas Prácticas, que reguló lo que significa la presentación de un proyecto, la selección y adjudicación. Tiene que haber un proyecto para estas dos instituciones. Los candidatos deben conocer el perfil del público sevillano y el sentido y la trayectoria de ambas instituciones con sus virtudes y defectos. No vale importar un modelo porque simplemente ha funcionado en Chicago. Permítame el símil académico: en la Universidad hay que presentar un proyecto sobre cómo impartir una determinada materia. Y el perfil del candidato debe sumar competencia, trayectoria, calidad y demostrar que es capaz de llevar a cabo su proyecto renovador porque ha tenido experiencia con modelos de gestión parecidos. No sólo basta con ser un gran músico sino también un candidato capaz, un gran intérprete y un gran director artístico. Si es sólo un gran músico hay que invitarle de vez en cuando pero no ponerlo a gestionar. Tras los diez años de Pedro Halffter apostar por directores vacacionales sería una verdadera marcha atrás. Halffter tiene casa en Sevilla y aunque ha compatibilizado este cargo con la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria se le ha visto mucho más en la ciudad que a directores titulares como Alain Lombard. Hay que optar por Sevilla y demostrar que uno se va a implicar de lleno en el fenómeno musical en relación con esta ciudad. Esta etapa de Pedro Halffter han sido diez años espléndidos y si se termina habría que reconocerle ese trabajo. Y si Halffter confecciona un buen proyecto, en el que atienda ciertas demandas de los músicos, ¿por qué no va a poder renovar? Depende de ese proyecto, de su voluntad de no repetir lo mismo. Pese a las luces y sombras en lo económico, el avance de ambas instituciones en estos diez años, en gran medida gracias a su estabilidad, ha sido espectacular. Herbert von Karajan estuvo 35 años al frente de la Filarmónica de Berlín y eso no fue un revés para el proyecto, sino todo lo contrario. Hay que subrayar también que presentar como un problema de identidad de la orquesta el sueldo de su director artístico es un error garrafal, porque vendrán los peores, los que no son capaces de dirigir siquiera la orquesta de su pueblo. Hay que mirar a los estándares de lo que se paga en las instituciones del nivel que queremos mantener, como la Orquesta Nacional de España o la Orquesta de Valencia. Creo que Pedro Halffter hizo una reducción importante de su sueldo pero cobrar como no cobra un director ni en el Tercer Mundo es ridículo, y comparar el dinero que percibe un funcionario o un político con el de un artista que tiene un estándar internacional también lo es. Además, desde una ciudad como Sevilla no vamos a cambiar lo que es una tendencia internacional establecida sobre los cachés de los directores musicales.

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