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PopCAAC 2021 | crítica

Dentro y fuera del tiempo

  • Noche de especial carisma sevillano la del viernes en el Festival PopCAAC 2021 con los conciertos de Pájaro y Chencho Fernández respaldado por All La Glory

Raúl Fernández y Andrés Herrera

Raúl Fernández y Andrés Herrera / Ángel Bernabéu

A todos los que piensan que la música de nuestra ciudad tiene un carisma especial hay que darles la razón tras presenciar el concierto que ofrecieron en la noche del viernes Chencho Fernández, respaldado por la banda All La Glory y Andrés Herrera con todos los grandísimos músicos que forman su banda, el Pájaro de tan altos vuelos. Es una pena, sin embargo, que todos los que piensan así de la música de nuestra ciudad no respondan a su llamada, siendo consecuencia de ello que se registrase la peor entrada de público hasta ahora en el Festival PopCAAC 2021. Y eso que Los Niños Mutantes habían puesto difícil de batir el nefasto récord.

Once meses justos habían pasado desde la última vez que vimos sobre un escenario a Chencho con All La Glory, y como si esa vez supiese él que no estaba poniendo más que un punto y seguido, el concierto de esta noche lo comenzó con la misma canción con que terminó aquel. Mientras Chencho esté cantando La noche americana en Sevilla el pasado nunca será pasado.

Se sucedieron canciones de sus dos discos, construidas con trazos de pura y simple lírica, hasta que al llegar a Una buena noche el poeta, como Baudelaire, maldito y romántico, se retiró con discreción y All La Glory extendió el delicado pasaje que les dejó, insuflando más intensidad cada segundo, con su música oscura y vitalista a la vez, dejándonos un latigazo de poesía y electricidad. Estrenó también dos canciones del disco que está grabando actualmente, en el que a tenor de lo escuchado aquí, Chencho va a reinventar el concepto de lo que entendemos normalmente como bello, porque Y entonces lloré es una canción que cobra una dimensión aún más literaria y Vuelta al mono sería una de las perlas de más brillo en un disco de grandes éxitos de The Smiths.

Cuando Chencho terminó La estación del Prado comenzó Isra Diezma un solo de guitarra al que se unió Juano Azagra para crear entre los dos el reverso de la moneda que tiene en su anverso la míitica intro  de Sweet Jane de Hunter y Wagner; pero no la cruz, porque esta es una moneda con dos caras. Estos cuatro minutos finales justificaron por sí solos no ya la cantidad de monedas que se pagaron por este concierto, sino por el abono, si lo hubiese, a todo el festival.

Las guitarras, pozos de sentimientos en vez de agua, que hasta tres había en la banda del Pájaro, siguieron siendo desde ahora las grandes protagonistas de la noche. Pero después de tres acordes iniciales a todos nos estalló el corazón porque desde un rincón oscuro comenzamos a escuchar las notas de la trompeta, introduciendo Corre chacal corre, de Ángel Sánchez, sobreponiéndose a todo, incluso a que su físico no le responda a lo que le pide su alma.

Andrés es uno de los más finos guitarristas locales y aunque el solista del trío fue Raúl Fernández en las primeras canciones, Lágrimas de plata, Sagrario y Sacramento, pero todo encajó perfectamente. Jamás conocido por su sutileza vocal, los dejes silvianos de Gran Poder se balancearon con la voz apropiadamente bonita que le prestó a Los callados, en un contraste imposible. Jugaba en casa y eran bienvenidas todas las canciones de calidad tempestuosa y voluble que le conocemos, saltando en numerosos cambios de ritmo, de Tres pasos hacia el cielo a Guarda che luna, de Viene con mei a Bajo el sol de media noche, de Perché a Rezaré, donde su guitarra volvió a sonar como las cornetas de la banda de las Tres Caídas.

La recta final de su concierto se alargó con el colofón del solo infinito de Raúl en Luces rojas, que hizo hervir la cadencia relajada de la canción con un intenso impulso de guitarra. Se retiraron con El tabernario para volver a salir segundos después a dejarnos los hermosos toques de Ángel en Apocalipsis y esa joya musical de dentro y fuera de su tiempo, como el propio Pájaro, que es A galopar.

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