EXPOSICIÓN

Comprender la acción de la naturaleza a través del arte

La obra 'Vesuvius' de Andy Warhol.

La obra 'Vesuvius' de Andy Warhol. / M. G.

Desde el pasado 23 de mayo, la Fundación Valentín de Madariaga y Oya reúne, tras más de diez años sin hacerlo, su colección privada de arte contemporáneo. En las salas de la sede de la institución contemplamos este conjunto de obras –pinturas, esculturas- cuyo propósito es invitarnos a reflexionar acerca de la naturaleza e indagar en cómo afecta la intervención del hombre en el paisaje. Comisariada por Pepe Cobo, la muestra se podrá visitar hasta el próximo 30 de julio. En ella se incluyen obras de veintisiete artistas entre los que se encuentran Andy Warhol, Bernd & Hilla Becher, Cristina Iglesias, Elger Esser o Federico Guzmán.

"La colección consiste en cómo se plantean los artistas qué es la naturaleza, el espacio donde vivimos", explica Pepe Cobo en una visita guiada para los medios que ha sido organizada por la Fundación. A lo largo de las salas, Cobo subraya el "compromiso" de los creadores que conforman la exposición a la hora de pensar la relación entre la naturaleza y el hombre. En la primera sala, encontramos los primeros ejemplos de esta idea. Se trata de la obra del artista alemán Joseph Beuys titulada La rivoluzione siamo noi. "El artista aquí se compromete a actuar", afirma el comisario.

La siguiente obra que Pepe Cobo analiza en este encuentro también lleva autoría alemana. En este caso del pintor Stephan Balkenhol. La propuesta se titula Elephant y, en palabras de Cobo, "aquí se ve cómo el hombre y el animal conviven con naturalidad". El cuadro, acrílico sobre madera, representa a un hombre entre dos elefantes. Sobre un fondo negro, recurso que ayuda a fijar la mirada en la escena, el artista alemán nos propone un discurso acerca de la "dimensión del hombre", y también de la convivencia respetuosa que siempre debe darse entre hombres y animales.

Dejando atrás las primeras estancias de la Fundación, pasamos a la obra Celosía, de la escultora vasca Cristina Iglesias. Múltiples lecturas se incluyen en esta propuesta que recrea la popular decoración de inspiración árabe. En la escultura está presente lo interior –el interior del hogar- y lo exterior –lo que se ve a través de los orificios de la estructura-. También se podría entender como aquello que se dice y no se dice. Lo que está presente y lo que se intuye. Todas esas dicotomías del lenguaje y del pensamiento que son las que marcan nuestro día a día. Nuestras cotidianidades. Celosía viene de la palabra "celos", aclara Pepe Cobo. Celos a las intimidades, a lo que sucede en el interior. Ya sea de la casa o de la persona. La escultura de Cristina Iglesias, que ocupa en diagonal casi el ancho de la sala, es todo aquello que "se insinúa", indica el comisario. Una obra, en definitiva, abierta a la interpretación y que juega con los significados. "Un lugar para pensar", en palabras de la artista.

Escultura de la artista vasca Cristina Iglesias. Escultura de la artista vasca Cristina Iglesias.

Escultura de la artista vasca Cristina Iglesias. / M. G.

Es ese uno de los rasgos que definen esta exposición, un espacio en el que, mire por donde mire, hay una ocasión para pensar. Sobre nuestro entorno. Sobre nuestros paisajes. Sobre cómo se ha modificado, a lo largo del siglo XX, la naturaleza –y los efectos que ha provocado esta acción-. "La naturaleza como elemento de grandiosidad, y también los fenómenos atmosféricos de lugares inaccesibles" es el tema de la siguiente sala de la exposición. Una sala que transmite sensación de bajas temperaturas –lo que se agradece en estas fechas- y cuyas paredes acogen diferentes fotografías de paisajes nórdicos. Obra del artista danés Olafur Eliasson. Son fotos que van más allá de lo testimonial o documental y que se adentran en el ámbito de lo "sensorial".

Los sentidos, en concreto el del oído, es lo primero que se nos despierta al conocer la original propuesta del sueco Henrik Hakansson. Una obra que Pepe Cobo define como "la naturaleza desde un punto de vista más actual". El artista une aquí la tecnología y la naturaleza. Usando una serie de pantallas de televisión en las que suenan el piar de los pájaros. De nuevo la ocupación de lo industrial, del artificio, la mano del hombre, en el entorno, en los campos, en los paisajes. De nuevo esa dicotomía que es la base de la exposición.

Otra de las estancias es la bautizada como "sala pop", donde nos topamos con dos obras del sevillano Federico Guzmán y con una de Andy Warhol. De Guzmán contemplamos Abollando y Reggaera. En la primera, el artista nos plantea la relación entre el juego y la naturaleza, "ambos unidos por los caprichos del azar". Vemos un cromatismo que recuerda al parchís y, sobre este tablero, piedras colocadas de manera arbitraria, azarosa. Igual de interesante resulta Reggaera, donde el objeto, la regadera, adquiere otra dimensión a la esperada. Casi frente por frente, se sitúa Warhol con Vesuvius, que hace referencia al conocido volcán. Warhol le da a la naturaleza una connotación lúdica, festiva, incluso en paisajes que sugieren "tragedia, como puede ser el volcán", apunta Pepe Cobo. El color de la obra de Warhol invita a pensar en el aspecto bello de la naturaleza, pero la imagen, sin embargo, evoca destrucción –la cara menos amable del paisaje-.

Las obras Olaffur Eliasson también están presentes en la muestra. Las obras Olaffur Eliasson también están presentes en la muestra.

Las obras Olaffur Eliasson también están presentes en la muestra. / M. G.

En la última sala de la exposición observamos una constelación, obra del estadounidense Thomas Ruff, quien nos ofrece una visión de la naturaleza como espacio "inaccesible", tal como la adjetiva el comisario de la muestra.

En este conjunto de creaciones hay tiempo para la crítica social –por ejemplo, con el sevillano Gonzalo Puch-, para el discurso y la reflexión, para el placer estético que suscita el arte –los visitantes que acudan lo comprobarán con Vik Muniz o con el inteligente planteamiento de Zoe Leonard-. El recorrido, que ha durado algo más de una hora, culmina en el patio de la Fundación Valentín de Madariaga y Oya, con "la lluvia de cántaros".

Esta muestra, que enriquece nuestra mirada hacia la naturaleza y ayuda a contextualizar nuestra relación con ella, estará abierta en horario de 10:00h a 14:00h y de 17:00h a 20:00h –de lunes a viernes- y de 10:00h a 14:00h los sábados. Los domingos permanecerá cerrada la sede de la Fundación, situada en la avenida de María Luisa, s/n.

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