Diseñada crisis de pareja

Laia Marull, enfermera depresiva.
Manuel J. Lombardo

24 de junio 2008 - 05:00

Con una larga trayectoria como intérprete teatral y cinematográfica, la catalana Silvia Munt debuta como directora en el cine ficción después de una primera experiencia tras las cámaras en Gala (2003), documental sobre la esposa y musa de Salvador Dalí.

Una prototípica crisis de pareja madura burguesa protagoniza estos Pretextos a mayor gloria de unos intérpretes (la propia Munt al frente) que intentan insuflar credibilidad e intensidad a una serie de elementos formales y narrativos dispuestos sin mucho sentido de la contención y sí abundante sobrecarga de pretenciosidad y pedantería arty, desde los inocentes guiños a la puesta en abismo del relato dentro del propio relato, a los ambientes sofisticados y urbanitas, pasando por unos diálogos demasiado explicativos y obvios y un severo y cargante tono fatuo que se contagia a la puesta en escena, la fotografía o la propia música de la película, que incluye una cita explícita al memorable tema de la película Johnny Guitar que acaba por resultar inopinadamente cursi muy a pesar de la hermosura de la melodía de Víctor Young.

Y es que Pretextos se levanta ella misma como un gran pretexto estilístico de supuestos ecos íntimos que necesita darse empaque y seriedad impostada a través de las citas cinéfilas y las referencias culturalistas, desde la austeridad del drama teatral bergmaniano a la estética de la intimidad de Kieslowski, del Rossellini de Te querré siempre al Antonioni de La noche, pasando por los ecos del drama coral contemporáneo que necesita salir al exterior y cruzar a toda costa diversas historias y personajes (véase la trama que protagoniza la enfermera depresiva que interpreta Laia Marull) para dar apariencia de universalidad y trascendencia a su elemental mensaje sobre la soledad, la incomunicación y el desamor como enfermedades del hombre (y la mujer) de hoy.

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