Y entonces se nos apareció Haydn

ORQUESTA BARROCA DE SEVILLA Y ASIER POLO | CRÍTICA

El Festival de Música Antigua acoge este viernes el segundo concierto de la Orquesta Barroca de Sevilla con el violonchelista Asier Polo, que se están grabando en disco

Asier Polo y la Barroca en el concierto, que se grabó para su edición discográfica. / Lolo Vasco
Juan Ramón Lara

12 de abril 2019 - 13:38

La ficha

**** OBS y Asier Polo. Femás 2019. Programa: Conciertos para violonchelo y orquesta de A. Vivaldi, L. Boccherini y F.J. Haydn. Asier Polo, violonchelo. Orquesta Barroca de Sevilla. Concertino: Andrés Gabetta. Lugar: Espacio Turina. Fecha: Jueves 11 de abril. Aforo: Lleno absoluto.

Pasados ya los tiempos en que los intérpretes históricamente documentados (los de los instrumentos originales) constituían una especie de secta endogámica a la caza de prosélitos de su fe, es ya habitual que los mejores solistas de la música clásica tradicional adopten las maneras estilísticas de los barrocos e incluso realicen proyectos en común con ellos.

Fue el caso anoche -lo será de nuevo hoy- de Asier Polo, un músico de muy alto prestigio en el terreno de gran competencia del violonchelo clásico. Pese a lo exigente del programa -tocar cuatro conciertos solísticos en una sola noche es una hazaña-, no sorprendió pues la solvencia técnica de Polo, clarísimo siempre gracias a su ágil arco y sobrado de mano izquierda.

No se lo puso fácil en lo estilístico la Barroca, extremista anoche en Vivaldi: poniendo la expresión muy por encima de la belleza del sonido, la OBS de Gabetta recordó a la de sus primeros y algo salvajes tiempos, con acentos crudos, un sonido acre (a veces incluso comprometida la afinación en los primeros violines) y poco interés en el legato.

Y entonces llegó Haydn. Inspirados por su elegante escritura vienesa, orquesta y chelista olvidaron la austeridad y ofrecieron ambos un sonido bellísimo, de elegante legato, lleno de lirismo en el Adagio y de precisión y ligereza en un rapidísimo Finale. Huelga decir que Polo mantuvo muy buena afinación pese a renunciar casi por completo al vibrato, y particularmente en los endiablados agudos de Haydn y antes de Boccherini. Mercedes Ruiz le había dado perfecta réplica en Vivaldi, y al final el público respondió con entusiasmo a ese Haydn difícil de olvidar.

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