Honores a la gran Matilde Coral

Pepa Montes con bata de cola en el Lope. Al toque, Ricardo Miño.
Juan Vergillos

18 de diciembre 2013 - 05:00

La VII Gala Flamenca de la Fundación Antares Foro, que tuvo lugar anoche en el Teatro Lope de Vega, reconoció a la bailaora sevillana Matilde Coral, maestra de varias generaciones de intérpretes y genial creadora de la marca Escuela Sevillana de Baile. El desarrollo de la gala pone de manifiesto el cambio enorme que se ha dado en el baile flamenco de mujer en tan sólo dos generaciones de bailaoras, las que pudimos ver sobre las tablas. Pepa Montes aún conserva casi intacto el legado de la maestra Matilde Coral. Montes muestra el arte del mantón, sutil, delicado, y contundente, y una bata de cola a ras del suelo. Pero Isabel Bayón, que se reveló como niña prodigio precisamente en la academia de Matilde Coral, María Pagés o Eva Yerbabuena, son otra cosa. Son el frenesí, el virtuosismo rítmico, la contundencia, la velocidad. Eso que en el pasado era una exclusiva del baile de hombre, salvo contadas excepciones como La Cuenca o Carmen Amaya. Por supuesto que las tres intérpretes menciondas son artistas completas que saben articular en sus manos, en sus caderas, en los hombros, en la cabeza, en la mirada, en las muñecas, el frenesí con la delicadeza femenina que es el santo y seña de la llamada Escuela Sevillana de Baile. No obstante hay que decir que el legado de Coral es hoy más necesario que nunca. El baile ha evolucionado con la sociedad, naturalmente, pero hay valores fundamentales de la danza flamenca de mujer que merecen ser conservados y mimados como lo que son, un patrimonio sublime, que nos hace mejores, más completos.

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