Lleva toda la vida bailando, tan curiosa, y con tanto amor por la danza, que ha recorrido muchas veces el camino que va del flamenco al contemporáneo –y viceversa- hasta que ha encontrado una forma de expresión que podría denominarse sencillamente danza.

También le gusta ocupar distintos lugares, por eso hoy, en plena madurez, puede llamarse coreógrafa, o directora de escena, o enseñante. Y es que, demás de estudiar la carrera de Danza en el Conservatorio de su Málaga natal, se licenció en Coreografía y Técnicas de la Interpretación de la Danza y, posteriormente, en Dirección de Escena y Dramaturgia en la Escuela Superior de Arte Dramático de Málaga, amén de realizar todos los cursos que pudo con artistas como Mario Maya, Israel Galván, Aida Gómez, Eva Yerbabuena o Antonio El Pipa. Actualmente es profesora Especialista en Coreografía de Flamenco en el Conservatorio de Danza de Málaga.

Desde 2010 dirige su propia compañía, Silencio Danza, con la que recorre un camino que tiene como centro la profundización en el mundo femenino, tanto en sus emociones como en las circunstancias que hacen de ella lo que es en cada momento histórico y en cada lugar.

En su ya largo recorrido, Nieves Rosales ha colaborado con otros artistas tan inquietos como ella. En su pieza Retablo Incompleto de la Pureza, por ejemplo, por la que recibió, entre otros, el Premio Lorca del Teatro Andaluz como Mejor Intérprete de Danza Contemporánea, recurrió a una obra del dramaturgo Raúl Cortés, al igual que en su hermoso solo Contadoras de garbanzos. En esta ocasión, los textos y la dramaturgia son del actor y director malagueño José Carlos Cuevas.

“Yo llevaba mucho tiempo dándole vueltas a estos personajes. Pero ni de Medusa ni de tantos otros mitos clásicos que hablan de mujeres malas, malísimas, hay textos específicos; solo se conocen por las historias que han escrito los hombres sobre ellas. Y yo no puedo dejar de preguntarme si serían así o las hicieron así. Porque, trasladadas al siglo XXI, tal vez esas tres vengadoras serían únicamente mujeres empoderadas que se apropian de los derechos que les pertenecen y los defienden con uñas y dientes en la sociedad patriarcal en la que viven”, afirma Rosales.

Según el mito, las Furias, nombre romano de las griegas Erinias, nacieron del esperma y la sangre que cayó sobre Gea cuando Crono castró a Urano y su misión era perseguir a los culpables de algún crimen hasta volverlos locos.

Se llamaban Tisifone, Alecto y Megara, aunque en el escenario verán a la propia directora y coreógrafa con dos de sus colaboradoras: Andrea Prieto y Carmen Romero, dos bailaoras –y bailarinas- tan versátiles como ella, que ya formaron parte también del elenco de No amanece en Génova. Las tres bailarinas estarán sostenidas por la música de César Jiménez, Bernardo Parrilla y Óscar Lago, así como por la voz de la polifacética Ana Salazar. Esta noche a las 20:00 en el Teatro de la Fundición.