Oscar 2013: La Academia también prefiere 'Argo'
La intriga de Affleck, ganadora de tres estatuillas, es elegida la mejor película en un palmarés que otorga cuatro premios a 'La vida de Pi'.
Se cumplieron esos presagios que todos manejaban con cierto recelo, debido a la llamativa ausencia de Ben Affleck entre los candidatos al mejor director, y la Academia también sucumbió a los encantos de Argo. Los votantes distinguieron con la estatuilla a la mejor película un filme que, desde hacía semanas, reclamaba la corona de título del año tras haber anulado a sus competidores en casi todas las entregas de premios posibles, los Globos de Oro, los Bafta, los galardones del Sindicato de Actores, el gremio de directores o el de productores... Desde la noche del domingo (madrugada del lunes en España) ya es oficial: la Academia también destaca Argo como lo mejor de la cosecha de 2012, aunque le haya concedido un respaldo moderado. Tres Oscar, los de película, guión adaptado y montaje, que forman parte de un palmarés en el que, en lo que a números se refiere, venció La vida de Pi, con cuatro, los referentes a la mejor dirección, fotografía, banda sonora y efectos especiales; y en el que el trabajo de Affleck empató con Los miserables, destinataria de otras tres distinciones, las de Anne Hathaway como mejor actriz de reparto, sonido y maquillaje y peluquería.
Un acelerado Affleck, que admitió en su discurso ser más consciente de su hazaña ahora que cuando años antes recogió su Oscar al mejor guión por El indomable Will Hunting,remató una gala que había conducido un extrañamente comedido Seth MacFarlane, una ceremonia que había dedicado sus pasajes más inspirados a revisitar el musical y a celebrar los 50 años de Bond en el cine, y que tuvo como invitada sorpresa a Michelle Obama, encargada de anunciar el nombre del mejor largometraje.
Aunque las 12 candidaturas que poseía habían colocado inicialmente al Lincoln de Spielberg como favorita, la velada confirmó que la cinta había perdido empuje en el último mes. En el capítulo del mejor director no fue Spielberg, indiscutiblemente mejor situado en las quinielas, el elegido, sino Ang Lee. El taiwanés se hizo con la segunda estatuilla de su carrera (la tercera, si se cuenta el premio a la mejor película extranjera obtenido por Tigre y dragón). Curiosamente, Lee, que agradeció su galardón "al Dios de las películas", triunfó en la categoría de realizador con Brockeback Mountain un año en que la Academia prefirió otorgar su premio principal a otro largometraje, Crash.
Lincoln, al menos,salvó los muebles con dos Oscar: el previsible para Daniel Day-Lewis al mejor actor protagonista y el de dirección artística. Hubo un extraño diálogo entre grandes cuando Meryl Streep entregó la figura del eunuco al británico, y éste bromeó asegurando que él había sopesado encarnar a Margaret Thatcher y que Streep había sido la primera opción de Spielberg para Abraham Lincoln. El intérprete batía un récord: es el primer actor en recibir tres Oscar en el apartado de protagonista, tras Mi pie izquierdo en 1989 y Pozos de ambición en 2007.
La sobrevalorada El lado bueno de las cosas sólo pudo materializar una de sus ocho nominaciones: la de Jennifer Lawrence, escogida como mejor actriz protagonista. No hubo sorpresas, aunque el Bafta a Emmanuelle Riva por Amor unas semanas antes había generado cierta intriga por saber si la veterana no le arrebataría la victoria. Quizás sea un reconocimiento temprano para la protagonista de Winter's Bone y Los juegos del hambre, aunque no tanto como si los académicos hubiesen preferido a Quvenzhané Wallis, la niña de Bestias del sur salvaje. La admiración que despierta Lawrence quedó clara cuando, tras pronunciarse su nombre, el público acabara ovacionándola de pie, aunque a ello contribuyó que la actriz tropezara en las escaleras cuando iba a recoger el premio. "Gracias. Me recibís en pie pero sé que es por mi caída. Es muy embarazoso", comentó con modestia.
En los actores de reparto, Anne Hathaway respondió a las previsiones y ganó por su conmovedora aparición en Los miserables, y Cristoph Waltz se impuso a la competencia de Tommy Lee Jones y sumó el Oscar al Globo de Oro y el Bafta conquistados recientemente por su papel en Django desencadenado, el segundo premio de la Academia que consigue gracias a Tarantino. El director de Malditos bastardos, acusado tantas veces de reciclar materiales ajenos, se llevó a su casa el reconocimiento al mejor guión original. Ésa era una de las estatuillas en las que pugnaba con más fuerza Michael Haneke, que vio cómo de las cinco nominaciones con las que partía Amor únicamente sólo prosperaba la de mejor película extranjera.
La ceremonia, en la que no pudo subir al escenario el español Paco Delgado, candidato por el vestuario de Los miserables, no registró ningún error como el de los Goya pero sí tuvo su momento de desconcierto, cuando el premio en la categoría de mejor edición de sonido se repartió entre Skyfall y La noche más oscura. Tan sólo en cinco ocasiones anteriores se había producido en los Oscar un empate.
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