El arpa francesa en la Bética
Crítica de Música
La ficha
**** 'Béticámara'. Temporada de la Orquesta Bética de Cámara. Concierto III. Béticámara:Jesús Sánchez, flauta; Antonio Salguero, clarinete; Cristina Montes, arpa; Cuarteto Bética (José Manuel Martínez y Alan Andrews, violines; Michael Thomas, viola; Israel F. Martínez, violonchelo).Programa: Sonata para flauta, viola y arpa de Debussy; Sonatina para flauta y clarinete de Jolivet; Cuarteto de cuerdas nº10 de Milhaud; Introducción y Allegro para flauta, clarinete, arpa y cuarteto de cuerdas de Ravel. Lugar: Espacio Turina. Fecha: Lunes 23 de enero. Aforo: Un cuarto de entrada.
Ha tenido la Bética la buena idea de complementar los conciertos orquestales de su temporada con sesiones camerísticas. La primera sesióntuvo lugar ayer, y fue extraordinaria.
Aprovechando la presenica de Cristina Montes, que tocó como solista el sábado, y teniendo en cuenta la naturaleza francesa de aquel programa, se ofrecieron esta vez dos joyas de la música de cámara con arpa originarias del país vecino, la Sonata de Debussy y la Introducción y Allegro de Ravel (añadir el Conte fantastique de Caplet, que es para arpa y cuarteto, habría sido pedir quizá demasiado).
Sánchez, Thomas y Montes abrieron creando una atmósfera subyugante con la Sonata de Debussy, bien marcada por el peso justo de cada instrumento y el contraste entre los pasajes más difusos del primer movimiento y la definición más precisa del minueto o del final. En la obra de Ravel que cerró el concierto se logró una magnífica mezcla, clara y perfectamente definida. En su cadencia, Cristina Montes dejó una muestra de su soberbia musicalidad y de su control sobre la respiración y el tempo de la música.
A muy buen nivel las otras dos obras, algo más anodina quizá la de Jolivet. Con un magnífico empaste desde el arranque, el Cuarteto Bética hizo un Milhaud de enorme categoría, por la definición del fraseo, el preciso perfilado general y la intensidad y brillantez de los tiempos rápidos.
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