Un bonito ejemplo de intimidad compartida

Compañía Mopa. Dirección y coreografía: Juan Kruz Díaz de Garaio Esnaola. Creación, coreografía e interpretación: Eloísa Cantón y Juan Luis Matilla. Diseño de iluminación: David Linde (La Suite). Lugar: Teatro Central, Sala B. Fecha: Sábado, 28 de noviembre. Aforo: Casi lleno.

Produce una verdadera alegría ver crecer los proyectos y madurar a los jóvenes creadores andaluces. Como Juan Luis Matilla y su compañía Mopa que, tras su intervención en el recién terminado Mes de Danza, presentó anoche en el Teatro Central su último trabajo de gran formato, "(Espérame despierto)", fruto de una residencia en Endanza Itinerante con la colaboración de la Consejería de Cultura y estrenado con grandes aplausos en el Winter Festival de Sarajevo el pasado mes de febrero.

La pieza, madurada desde hace tiempo por Matilla y la violinista -ya también bailarina y actriz Eloísa Cantón- es un hermoso e intenso dúo en el que ambos, en el escenario todo el tiempo, se entregan con una generosidad y una calidad poco frecuentes a un juego de relaciones íntimas -con su humor, su ternura y su violencia- que cada uno puede interpretar como quiera. Qué papel tiene el otro en mi intimidad o hasta dónde puedo manipular, confiar o entregarme a otra persona podrían ser algunas de sus claves.

Pero el gran acierto del espectáculo no es solamente el maravilloso trabajo interpretativo -música en directo incluida- de Matilla y Cantón, sino su manera de compartirlo con el público, obteniendo de él una complicidad muy rara de ver en los últimos trabajos de danza contemporánea, a veces muy perdidos en la abstracción, si no en el autismo. Un desarrollo que dice mucho del nivel alcanzado por la danza andaluza y al que contribuye en este caso, sin duda ninguna, la mano de su director, el bailarín, coreógrafo y músico vasco Juan Kruz Díaz de Garaio Esnaola. Un joven talento que milita, entre otras, en las filas de la compañía alemana de Sasha Waltz y que, como muchos creadores actuales, no tiene inconveniente en colaborar con otros talentos para el bien de la danza y el abatimiento de cualquier tipo de fronteras.