Ser buenos no es suficiente
Crítica teatro
Pulp. Compañía Niños Perdidos. Idea original: Isa Ramírez, Violeta Hernández y David Linde. Texto: Isa Ramírez, Violeta Hernández, David Linde y Antonio Campos. Dirección: Antonio Campos. Intérpretes: Mari Paz Sayago, Isa Ramírez, Santiago Martínez, Manuel Rodríguez y Javi Mora. Movimiento escénico: Paloma Díaz. Producción musical: Paco Campano. Composición musical: Santiago Martínez, Alejandro Rojas-Marcos, Javi Mora, Paco Campano e Isa Ramírez. Espacio escénico: Alfonos O'Connor. Vestuario: Mai Canto. Iluminación: David Linde. Lugar: Teatro Central. Fecha: Jueves, 26 de noviembre. Aforo: Completo.
Todavía, cuando escribo esto, estoy dudando de mí mismo. ¿He sufrido un desmayo que me ha impedido comprender el mensaje de Pulp? ¿Mi concentración se ha perdido momentáneamente? O es que, simplemente, ¿los excelentes actores/cantantes de Pulp no estaban diciendo absolutamente nada?
Mucho me temo que la tercera cuestión es la que más se acerca a la realidad que vivimos ayer noche en el Teatro Central.
Después de Vagón de cola, la compañía Niños Perdidos se había ganado un puesto en la renovación del teatro andaluz y, sobre todo, en su aportación al teatro musical hecho en nuestra tierra.
Sin embargo, este Pulp, por mucho que intenten explicarlo en el programa de mano -"en este espectáculo, nos interesa la mentira colectiva como medida de protección y las verdades individuales de cada uno como arma de ataque" (sic)-, este espectáculo se convierte en un inmenso canto a la nada, al más puro vacío.
Si en algún momento la idea original tuvo entidad, ésta debió quedarse perdida entre los problemas de producción, las prisas por llegar al estreno y las paupérrimas circunstancias en las que trabaja, desgraciadamente, el teatro en Andalucía.
Lo que se ve en el escenario es un conjunto de buenos actores jugando con algunos registros que funcionan pero que, a fuerza de repetirse dejan de tener efecto. Unas canciones, el primer número es la anticanción de un musical, que no aportan nada a la comedia y que tampoco cumplen su misión primordial, elevar el nivel y buscar la complicidad con el espectador.
La historia de estos superhéroes venidos a menos, como ya ocurría en la película sobre el cómic Watchmen de Zack Snyder, convocados por la voz de Carisman para una última misión, se torna, a diferencia de la versión cinematográfica, en un hilado de situaciones hipotéticamente graciosas en las que se deja ver en lo que se han convertido cada uno de los héroes y cuáles son sus actuales necesidades.
Todo en pos de un pretendido guiño final que consigue producir algunas risas pero que, seguidamente, vuelve a caerse estrepitosamente dejándonos, de nuevo, ante la sensación de la falta de contenido.
Afortunadamente, Mari Paz Sayago, Isa Ramírez, Santiago Martínez, Manuel Rodríguez y Javi Mora, bien movidos por Antonio Campos consiguen, con su arte, hacérnoslo llevadero.
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