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Mi vacío y yo | Estreno en Filmin

El camino hacia la aceptación

Lejos ya de aquellos títulos de la Transición como Cambio de sexo, Vestida de azul, Mi querida señorita o Un hombre llamado Flor de Otoño, Mi vacío y yo, tercer largo de ficción de Adrián Silvestre (Los objetos amorosos) premiado en Málaga e inédito en las salas locales, aborda la transexualidad con una frontalidad plenamente contemporánea y un formato híbrido entre la ficción y el documental a partir de la recreación de su propia experiencia de Raphaëlle Pérez, una mujer trans de origen francés en pleno proceso de afirmación de su identidad disfórica recién diagnosticada por los psicólogos.

Nuestra protagonista se pone en escena en una Barcelona luminosa para narrar de manera directa ese proceso de duda y paulatina aceptación en un entorno aún cargado de prejuicios cuando no directamente de rechazo donde la idealización romántica o la voluntad de mantener el propio cuerpo chocan también con las corrientes que reivindican el gesto del cambio genital como parte inextricable del camino.

Así, entre escenas de la vida laboral precaria, encuentros satisfactorios o frustrados, mensajes de texto, enamoramientos no correspondidos o reuniones con el colectivo donde poder expresarse, compartir o despejar dudas y frustraciones, Mi vacío y yo se hace fuerte en su determinación política alejada de toda consigna grupal y en la empatía con una mujer que afirma su incertidumbre, su deseo y sus miedos con una autenticidad anti-melodramática.

Silvestre despliega este recorrido a un tiempo externo e interno con claridad expositiva, presenta a personajes siempre creíbles (la mayoría interpretándose a ellos mismos o en un registro natural muy logrado), abre su historia al mundo del arte y la creatividad como espejo o catarsis de realización, filma los cuerpos y el sexo con la misma franqueza con la que se expresa su protagonista y nos deja a la postre con un filme sincero y valiente que aboga, siempre con Raphaëlle, por el fin de las etiquetas, la libertad y la (auto)aceptación como verdaderos gestos de transformación social.