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"La guerra es una charca que no se puede rodear"

El extremeño Eugenio Fuentes presenta en la Feria del Libro su nueva obra, 'Si mañana muero'.

El escritor Eugenio Fuentes, ayer, momentos antes de la entrevista.
Francisco Camero Sevilla

10 de mayo 2013 - 05:00

La "primera visión" de Si mañana muero (Tusquets), cuenta Eugenio Fuentes, es una construcción en el campo, un mausoleo levantado por un terrateniente roto de dolor y melancolía en memoria de su esposa fallecida, un túmulo monumental que, "por los avatares de 1936", acaba alojando a las tropas republicanas durante el fragor de la guerra. En ese extraño, casi misterioso lugar, ubicado en Breda -el ficticio microcosmos en el norte de Extremadura donde el autor, nacido en Montehermoso (Cáceres) en 1958, ha ambientado toda su obra- se conocerán dos jóvenes milicianos destinados a vivir una intensa historia de amor: Rubén, antes del estallido bélico prometedor artista en Madrid, que recibirá el encargo de pintar las paredes del interior, un "espacio circular donde se puede crear algo que no tiene ni principio ni fin"; y Marta, el personaje que más "seduce" a su propio autor, una estudiante de viola que será capaz, aunque nadie se lo pondrá demasiado fácil, de "sobrevivir con dignidad a los horrores del mundo".

Conocido hasta ahora por las andanzas de su detective Ricardo Cupido, protagonista de todo un ciclo de novelas, entre ellas El interior del bosque, Las manos del pianista y Contrarreloj, Fuentes asegura -cuando la grabadora está ya apagada, con una convicción que suena sincera, sin automatismos de retórica promocional- que ha escrito, "de largo", su mejor novela. La que ha llevado dentro durante los últimos 20 años. Y precisa que la obra "está ambientada en la Guerra Civil, pero no trata de la Guerra Civil", quizás debido a la sobreabundancia de novelas sobre este episodio. "Me planteé esa cuestión, claro. Pero los libros tienen un marco de los que no es fácil extraerlos. La Guerra Civil es el punto más dramático del siglo XX en España, es una charca que se puede obviar si uno quiere... pero no se puede rodear: si vas por el camino recto, inevitablemente hay un momento en el que tienes que atravesar por el agua y un poco te vas a manchar de barro. No es el centro de esta historia, pero al margen de eso creo que no hay nadie que haya alcanzado la madurez antes de la Transición que no tenga hoy algún recuerdo, alguna implicación familiar, alguna historia vinculada a la guerra. Para bien o para mal, eh".

Por lo demás, "ni estilísticamente ni en la postura ética", explica el autor, cuya "simpatía" está con "los débiles", hay elementos distintos a los que se pueden encontrar en sus novelas de la serie Cupido. "Cambia la trama, el argumento, sí, pero más allá de esto yo al menos no veo ninguna diferencia literaria con respecto a esas novelas", asegura un escritor que no cree en una "jerarquía de los géneros": "Ni siquiera son dialectos de una misma lengua, no hago distingos", dice.

Si mañana muero, afirma el autor, que presentó ayer el libro en la Pérgola acompañado por Antonio López Hidalgo, contiene algunos "ecos de la situación actual" porque su intención al escribirlo fue rastrear "claves del pasado para intentar comprender lo que está ocurriendo ahora". Pero por encima de esto, matiza, late una reflexión atemporal y universal sobre el arte como refugio y tabla de salvación. "Cuando todo se le pone en contra a Marta -dice sobre su personaje favorito del libro-, cuando todo a su alrededor se derrumba, cuando muere gente a la que quiere, lo que le queda es muy poquito, porque no tiene familia, ni amor, ni hijos, que al final son las cosas a las que todos nos agarramos. Y uno de los pilares de su vida es el consuelo que le aporta la música, ese vínculo con la emoción, la trascendencia que siente al tocar música".

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