FERIA Toros en Sevilla hoy en directo | Morante, Castella y Rufo en la Maestranza

Cultura

Una huelga preventiva

  • La protesta de los músicos de la ROSS pone en riesgo 'El ocaso de los dioses', el gran desafío operístico del año.

NO deja de crecer la confusión en torno al Teatro de la Maestranza y la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Tras el ambiguo comunicado difundido el viernes por la tarde por el Comité de Empresa de la orquesta, en el que se afirma literalmente que "hemos visto receptividad por parte de Junta y Ayuntamiento para conseguir el objetivo de la huelga", uno no sabe ya qué pensar ni qué se pretende con este peligroso juego, que está dañando seriamente a dos de las instituciones culturales más importantes de Andalucía.

Todo parte desde luego de la torpeza política con la que se ha planteado el proceso de renovación (o sustitución) de los actuales gerente y director artístico de ambas instituciones, puesto en marcha de manera tardía y poco clara. Pero por si esa falta de diligencia y de un mínimo respeto por las personas, los organismos y los procedimientos más elementales de actuación en casos como este no fuera suficiente, la huelga con la que amenazan los músicos de la ROSS para las tres funciones que el teatro tiene previsto ofrecer de El ocaso de los dioses de Wagner los próximos días 14, 17 y 20 de junio ha venido a añadir desconcierto e indignación al cóctel.

Esos objetivos a los que el Comité de Empresa de la Orquesta de Sevilla S. A. alude en su manifiesto y que habrían llevado a los músicos a una amenaza tan desmedida son dos, en la propia letra de su comunicado del viernes, "la participación de los músicos en la elección de un nuevo Director Artístico y/o Titular de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla y la apertura de un proceso público -con participación activa de la plantilla- para la elección por méritos de una Gerencia para Orquesta de Sevilla S.A. sujeta a la consecución de objetivos acordados".

Uno no puede sino llevarse una mayúscula sorpresa cuando comprueba que la convocatoria de la huelga es anterior a la reunión del Consejo de Administración de la orquesta del pasado jueves, en la que estaba previsto definir las normas por las que se desarrollaría el doble procedimiento sucesorio. Es decir, los músicos de la ROSS amenazaban con atentar contra el prestigio de su propia formación y del Maestranza y dejar a los aficionados sin una de las cuatro óperas que el teatro ofrecía esta temporada en protesta por las reglas de un proceso que aún no se habían definido. Una alarma preventiva de huelga en toda regla.

Como era lógico y razonable, el acuerdo del Consejo de Administración del jueves incluía la participación de los músicos de la orquesta en el comité técnico que deliberará sobre la elección de su nuevo director artístico, pero no en el que haga lo mismo con el puesto de gerente, para el que se abre concurso público. Habida cuenta de que a la hora en que escribo esto (las ocho de las tarde del sábado 7 de junio) la huelga no ha sido desconvocada, debo entender que los músicos de la ROSS mantienen la amenaza de mutilar el wagneriano Anillo del nibelungo que el Maestranza viene ofreciendo en los últimos cuatro años, y que es uno de los proyectos más costosos y atractivos de toda su trayectoria, porque a ellos, a los músicos (que, no lo olvidemos, son trabajadores de una institución diferente a la del teatro) no los dejan participar en el proceso de selección de su gerente. ¿Alguien puede entenderlo? ¿Qué "méritos" profesionales de las candidaturas de los gerentes están capacitados para valorar un violinista, un percusionista o un intérprete de tuba? Y aun en el caso de que pudiera aceptarse que les dejaran opinar sobre cuestiones genéricas, ¿es su ausencia en el proceso motivo para una medida tan extrema?

¿Puede entenderse, en definitiva, el conflicto planteado por los músicos sólo con estas claves? Creo que no. En el fondo el carácter de huelga preventiva al que aludía antes tiene un sentido mucho más profundo, y enlaza con el capítulo de las retribuciones. En 2014, los trabajadores de la Orquesta de Sevilla S. A. tienen aún que ver recortados sus salarios un 5% más, igual que el resto de formaciones sinfónicas andaluzas. Ante la perspectiva de iniciar un conflicto cuando esa medida se haga efectiva, los músicos han preferido hacerlo ahora, pues siempre resulta más difícil justificar una huelga por un recorte salarial que por nobles razones artísticas.

Los profesores de la Sinfónica de Sevilla tienen todo el derecho del mundo a plantear las reivindicaciones laborales y salariales que estimen oportunas, ¿quién lo niega?, pero chantajear a las instituciones tomando como rehenes a los aficionados y contribuyentes que pagan sus sueldos no parece una forma muy inteligente de hacerlo. Sus salarios se han visto recortados en los últimos años, sí, exactamente igual que los de todos los trabajadores públicos del país y la gran mayoría de los que trabajan en empresas privadas, muchos de los cuales han pagado su cuota de crisis no simplemente con una contracción salarial, sino con el despido. En la Andalucía del millón cien mil parados, parece muy difícil hacer entender a los músicos de la ROSS que, pese a todos los recortes, siguen siendo unos privilegiados. Si quieren conocer la situación real de los músicos en la comunidad lo tienen fácil: que pregunten a sus compañeros contratados como aumentos cada semana.

El tono despectivo que el Comité de Empresa suele utilizar en sus comunicaciones para aludir a la actual gerente de la orquesta (Remedios Navarro) y a su director artístico (Pedro Halffter) tampoco parece muy diplomático, como poco adecuada es la jactancia que exhiben en todas sus reivindicaciones, pues en sus comunicados el humilde y muy eficaz verbo "pedir" aparece siempre sustituido por el imperativo "exigir", que tan poco acorde resulta con el espíritu de consenso que ellos mismos suelen invocar. Envueltos en la bandera de su arte y de su preocupación por el futuro de la orquesta (de lo que no hay por qué dudar), los músicos de la ROSS han iniciado una huida hacia delante de imprevisibles consecuencias. Cuando alguien se hace reiteradamente prescindible, es muy posible que se acabe por prescindir de él.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios