José Mercé: “Si hago esto en los años ochenta, me martirizan”

El cantaor jerezano se interna en el universo emocional del compositor Manuel Alejandro con nuevo disco y gira

Recala en Sevilla el 20 de noviembre dentro del festival Insólito

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José Mercé durante la presentación de su nueva gira 'José Mercé canta a Manuel Alejandro'. / Universal Music Spain

Al aire, al amanecer, al lío… José Mercé (Jerez de la Frontera, 1955) le canta a todo y, cuál rey Midas, parece convertir en oro musical todo lo que ilumina esa perlada sonrisa, la que lleva recibiendo a un público diverso y fiel por los grandes teatros de España desde que arrancara en el mundo profesional a los diecisiete años. Después de apropiarse con su quejío los versos de gente tan dispar como Manu Chao o Luis Eduardo Aute, Mercé rebusca ahora en el baúl de los recuerdos del cancionero español para lucir una joya prestada: el repertorio inmortal de su paisano, el compositor Manuel Alejandro. Con disco en ciernes, pasa con su gira por Sevilla el 20 de noviembre en el Cartuja Cite Center, dentro del festival Insólito.

Pregunta.Siendo usted célebre por sus versiones, ¿cómo no se había aliado con su paisano Manuel Alejandro hasta ahora?

Respuesta.Podría haber sido mucho antes, pero si me da por hacerlo en los años ochenta, me echan del flamenco, me martirizan. Pero desde que hice Del Amanecer me siento muy libre y con esa tranquilidad fui a casa del maestro Manuel Alejandro y comentamos que hemos nacido en el mismo barrio, y él me contó que escuchaba a los gitanos viejos de Santiago cantar en el tabanco que había debajo de su casa, ahí se produce una conexión inmediata: los dos somos muy flamencos. Manuel Alejandro es distinto: es el mejor escritor del desamor, no de España o Europa, del mundo entero. Además, siente de una manera que todo lo hace cantable, en cualquier idioma.

P.¿Qué tiene que tener una canción para que José Mercé se decida a versionarla?

R.Que me emocione. Tengo dos hijas amantes de la música, y ellas me enseñan mucho, porque me introducen a géneros que desconozco, pero detecto algo que me atrae. Les pregunto “¿qué está cantando ese gachó que me gusta?” [ríe]. Quizás por eso siempre me ha gustado arriesgar.

P.¿Está, por tanto, el pellizco repartido por todo el mundo?

R.El pellizco no. La buena música es buena en cualquier idioma y en cualquier contexto, pero el pellizco es algo muy nuestro. Yo digo que una cosa es el cante flamenco y otra el cante gitano. Nosotros pegamos el pellizco en otro sitio, ni mejor ni peor.

P.Usted ocupa una posición muy extraña en el mundo flamenco: es un revolucionario pero también un cantaor plenamente identificado con la ortodoxia, ¿no se vuelve un poco loco?

R.Eso se tiene dentro, lo jondo va conmigo, vengo de una dinastía muy importante, no me puedo olvidar de eso. De hecho no hay un concierto mío en el que no cante soleá, seguiriya, alegrías… Nuestra cultura nunca la dejo atrás.

P.Muchos le consideran el mejor seguiriyero de España.

R.No sé si el mejor, me considero un buen seguiriyero, que ya es mucho.

P.Hay quien dice que usted pertenece a la mejor generación del flamenco: pudieron aprender de los maestros y tuvieron la osadía y el talento para innovar. En ese sentido, ¿el riesgo era mayor en aquellos años?

R.Me agrada mucho que me preguntes eso. Yo siempre digo que he vivido dos épocas: la de los maestros y esta. Nosotros tuvimos la suerte de conocer a Mairena y a Caracol. Esa época era maravillosa porque a diferencia de la actual, había una personalidad desbordante. Echo en falta eso hoy día, me cuesta distinguirlos. Lo digo con todo mi amor, porque yo amo el flamenco sobre todas las cosas.

P.Agujetas, que era tan excesivo para todo, afirmaba que antes de los sesenta años no hay cantaores, ¿qué tiene el cante de José Mercé qué antes no tenía?

R.Efectivamente, exageraba un poco, pero para eso somos andaluces [ríe]. Si te puedo decir que ahora disfruto más que nunca. Los diez minutos antes de subirme al escenario no se los deseo a nadie, pero a partir de entonces, le digo al público que si disfrutan la mitad que yo, me doy por satisfecho.

Hoy en día el flamenco está mecanizado, no duele

P.Lleva años haciéndonos la boca agua con esa anunciada antología del cante que no acaba de llegar.

R.[Ríe] Entiendo la impaciencia, pero yo no tengo prisa, porque eso será lo último que grabe. Tengo cosas que hacer antes, porque me siento muy bien. Tengo claro que la antología tiene que ser justo como yo quiero, porque la voy a pagar yo. Tengo una ilusión tremenda por ese proyecto, de hecho estoy estudiando más que cuando empecé.

P.¿Qué le está llenando de ese reencuentro con los maestros?

R.Hay una musicalidad de Pastora Pavón, simplemente cantando por alegrías, que no ha igualado nadie todavía. Increíble. Esa sí que es la más grande de todos los tiempos.

P.Usted que ha sido tan atrevido, ¿por dónde cree que va a ir el flamenco en los próximos años?

R.A mí lo que sí me gustaría que saliera un eco que doliera, que tuviera personalidad, un nuevo Terremoto, Agujetas o Chocolate. Para que la gente conozca la verdad del cante. Hoy en día está todo muy mecanizado, no duele. Pero el flamenco es eterno.

P.¿Qué se va a encontrar el público de Insólito en directo?

R.Con ocho o nueve temas del maestro Alejandro, incluyendo Se nos rompió el amor, Soy rebelde, Si a veces hablo de ti… Luego una parte de flamenco tradicional, y finalmente mis grandes éxitos, así que casi dos horas de concierto que garantizo no aburre a nadie.

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