La mirada lírica de Agustín de Foxá

Lo mejor de Agustín de Foxá, poeta, escritor, dramaturgo y articulista, era "su mirada lírica", afirmó hoy el escritor y filósofo Jordi Amat, responsable de la obra Nostalgia, intimidad y aristocracia, el "primer retrato integral" y "desprejuiciado" de este autor, habitualmente encasillado como falangista. Publicado en la Colección Obra Fundamental de la Fundación Banco Santander, este libro trata de arrojar una luz nueva sobre De Foxá (Madrid, 1906-1959), también aristócrata y diplomático, considerado como uno de los autores españoles más atípicos del siglo XX.

"Aún desubicado en la historia de la literatura española", De Foxa forma parte de "esos escritores que ganaron la guerra (civil) pero perdieron los manuales de literatura", dijo, por su parte, el director de la Colección, Javier Aguado, parafraseando a Andrés Trapiello en su ensayo Las armas y las letras.

Este libro sobre De Foxá, "reivindicado hoy por algunos por su prosa fastuosa y brillante y condenado por otros por prejuicios caducos", hace el número 47 de esta colección que lleva 15 años recuperando a autores caídos en el olvido, pero que, según Aguado, "merece la pena publicarlos al margen de ideologías", pues son fundamentales para entender el siglo XX en España. "Ésta no es la primera ni será la última vez que editemos a escritores de la órbita falangista o franquista, como también hemos hecho con comunistas de ese periodo tan convulso de la historia de España", añadió Aguado, deseoso de "ir más allá de los clichés".

En este "espléndido recorrido por la vida y la obra de De Foxá" que, según Aguado, hace Amat, se han recuperado sus mejores textos. Nostalgia, intimidad y aristocracia -los vértices del triángulo que mejor define a Foxá, según Aguado- se estructura en tres bloques. El primero lo compone su obra teatral "más intensa" y "rara" por su "lirismo embriagante", Cui-Ping-Sing; el segundo, su prosa autobiográfica, con 26 cartas a su familia escritas entre junio de 1936 y noviembre de 1951 en las que aborda "episodios clave" de la historia de España, la II Guerra Mundial y la Guerra Fría. Y en el tercer bloque figuran sus artículos desde el frente finlandés y Leningrado junto al periodista italiano Curzio Malaparte durante la II Guerra Mundial y cuatro crónicas desde América, donde estuvo como diplomático en varios países, en las que plasma su visión del mundo hispanoamericano como "una comunidad". "Fue el resonador perfecto de la llama de América", añadió Aguado.

Fuera se ha quedado la novela Madrid, de corte a checa, que le dio tanto prestigio en su época, pero que, para Amat, "no explica todo Foxá", como tampoco lo hace su faceta de prosista de La Falange, en la que desempeñará un papel especial con su aportación, por ejemplo, a la letra del Cara al sol.

Amat, quien ha tratado de "repensar" al personaje y mostrar su lado "inédito", más allá de "prejuicios y anécdotas", De Foxá fue "más monárquico que falangista para terminar siendo confortablemente franquista". Dentro de su epistolario resulta "especialmente emocionante", destacó, su descripción de la agonía y muerte del rey Alfonso XIII en su exilio en Roma, pues trasluce "el espíritu monárquico del Foxá aristocrático", según el antólogo y filósofo catalán. Interesantes también son, en su opinión, sus escritos sobre las "intrigas palaciegas en el movimiento falangista y las derechas" de la época, "muy poco estudiadas"; así como las tensiones derivadas de la guerra fría vistas desde América por un franquista. Incluye también un texto totalmente desconocido, la miniatura histórica El la calle del Turco / le mataron a Prim, un "clarísimo precedente", según Amat, de Madrid, corte y checa y en el que se aprecia su "capacidad eléctrica para la descripción".

De Foxá era ante todo "un hombre de otro tiempo", "un nostálgico modernista con una sensibilidad suntuosa", y de ese "anacronismo", según Amat, surge su literatura con "una prosa paradójicamente moderna". En su vida privada, que fue "un naufragio sentimental constante", dijo, dominó la "tristeza y la desazón", mientras que la pública estuvo marcada por "el sarcasmo" y su imagen "frívola". Amat resume así la trayectoria vital de Floxá: Fue un personaje "marginal" durante la República y "central" en los primeros años del franquismo, pero "su carisma poco a poco fue apagándose" a partir de mediados de los años 40.