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Cantes de campiña

Rubito hijo | Crítica

Rubito hijo en el Alcázar de Sevilla. / Actidea

La ficha

*** 'Una voz para un legado'. Cante: Rubito hijo. Guitarra: Marcos Serrato. Lugar: Jardines del Real Alcázar. Fecha: miércoles, 30 de julio. Aforo: Lleno.

Rubito hijo nos ofreció en los jardines del Real Alcázar un homenaje al letrista Francisco Moreno Galván. Letrista y arreglista, podríamos decir, ya que los cantes que ofreció Rubito hijo fueron compuestos, en el sentido actual de montados, por Moreno Galván. Es decir, el pintor y poeta eligió qué músicas del repertorio tradicional se adecuaban a sus textos, o al revés. De ahí que el referente anoche fuera José Menese, el intérprete por excelencia de Moreno Galván, desde las tonás de inicio a los tangos de remate, pasando por la enjundiosa petenera menesesista, la mariana tal y como la concibieron los dos maestros de La Puebla de Cazalla, resucitando así el estilo y dándole una nueva dimensión, los caracoles o la soleá. Moreno Galván, con la ayuda de José Menese y Miguel Vargas, imprimió su sello a todos estos cantes insuflándoles nueva vida e, incluso, cambiando la percepción que los aficionados tenían de los mismos, dentro de su pretendida fidelidad al canon tradicional, en realidad al mairenismo. Rubito es hijo de la Puebla de Cazalla y es, también, un cantaor de La Puebla de Cazalla, tal y como se entiende desde finales del siglo XX este concepto ya que, recordemos, La Niña de la Puebla también era de aquí. Pero los presupuestos estéticos actuales del cante de La Puebla son los que impusieron, por impulso de Moreno Galván, a finales del siglo XX las voces de Menese, Diego Clavel y Vargas. Es decir, cante austero, directo, árido, casi bronco, rural, casi mineral, sentimental, esencial, en las antípodas del preciosismo virtuoso. Y por eso gusta tanto en el oriente sevillano y andaluz. Cantes de campiña. Rubito hijo puso sus condiciones vocales y, sobre todo, su entrega, al servicio de este repertorio, dinámica que se rompió en el bis con una bulería con cuplé. Marco Serrato lo secundó con un toque sencillo y muy efectivo, tradicional, muy pendiente del cante, que nos recuerda a los grandes guitarristas del mairenismo y del cante en La Puebla, fundamentalmente al gran Melchor de Marchena.

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