Sánchez Dragó: posdata al Domingo de Resurrección

Muere Sánchez Dragó

La vida del escritor fue una impostura. Militó en la izquierda y avaló a Ramón Tamames para la moción de censura de Vox contra Pedro Sánchez

Fernando Sánchez Dragó, en Córdoba en 2015. / José Martínez Asencio

Fernando Sánchez Dragó era uno de los huéspedes que aparecían por la casa de Miguel Sánchez en la plaza de san Lorenzo de Sevilla. Una cuadrilla de visitantes de la que también formaron parte el novelista Enrique Vila-Matas o el filósofo Eugenio Trías. Heterodoxo hasta el final de sus días, su vida fue una continua impostura. Se ha muerto horas después del Domingo de Resurrección, justo cuando sonaban los primeros clarines del comienzo de la temporada taurina en el coso de la Maestranza.

Su aparición fue meteórica. En 1979 ganó el premio Nacional de Literatura con su obra Gárgoris y Habidis. Historia mágica de España. Ese año su amigo Ramón Tamames, a quien recientemente avaló como candidato a la presidencia del Gobierno en la sesión kamikaze de moción de censura, era primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de Madrid por el Partido Comunista. Sánchez Dragó hizo una travesía similar. Militante de la izquierda, no se le cayeron los anillos por publicar un libro titulado Santiago Abascal, la España vertebrada.

Con Gárgoris y Habidis ganó el premio Nacional de Literatura. Ese año 1979 yo hacía el servicio militar en el Ceseden (Centro Superior de Estudios de la Defensa) del paseo de la Castellana como artillero fotocopiador. Simultaneaba la mili con el periodismo. Acudí al Ateneo de Madrid, donde un elenco de intelectuales (García Calvo, Aranguren, Savater, Tierno Galván…) presentaban el libro de un autor hasta entonces prácticamente desconocido. Allí coincidí con Alejandro, compañero de fatigas castrenses en el cuartel de la Castellana. Aquel recluta andaba atareado con unos cables y me dijo que el autor del libro era su padre. Qué cuartel más literario: un hijo de Sánchez Dragó y otro de Tico Medina.

Le relaté este episodio al propio Sánchez Dragó durante una velada literaria en el Alcázar. En el 92 el Barcelona ganó la Copa de Europa en Wembley, Dinamarca ganó la Eurocopa de Suecia y España el oro olímpico en Barcelona. Ágrafo del fútbol, deporte que detestaba con fruición, ese año Sánchez Dragó ganó el premio Planeta del que un par de años antes había quedado finalista con Antonio Gala en el podio. Lo ganó después que Muñoz Molina y antes que Vargas Llosa, otro hijo del año 36. La quinta del Papa Bergoglio. Cuando coordinaba el suplemento cultural Disidencias, en Diario 16, le hizo una entrevista gloriosa a Jorge Luis Borges, el escritor de cabecera del Papa Francisco, con este titular: “Cien años de soledad está muy bien, pero con cincuenta habría sido suficiente”. En alguna galaxia de su paraíso, preñado de deidades orientales, le contará la anécdota a María Kodama, que le precedió en el pasaje de Caronte.

El año de la Expo ganó el Planeta, era huésped en San Lorenzo de su amigo Miguel Sánchez

Lo vimos por última vez en el gallinero del Congreso de los Diputados escuchando a su amigo Ramón Tamames. Era hijo adoptivo de Soria, provincia con la que compartía una afinidad sentimental como la de Javier Marías, aunque en su caso no consta que esas simpatías le llevaran a hacerse socio del Numancia. Lo vimos en Madrid en una de nuestras últimas visitas, por la calle San Bernardo, cuando fuimos al teatro a ver La familia Adams. Dicen que era un tipo generoso. Le escribió un prólogo a Rafael Raya Rasero para su libro Las Andalucíadas, trasunto sureño del viaje mágico de Gárgoris y Habidis. Condujo el programa de televisión Encuentros con las Letras. Y más adelante Negro sobre Blanco. El donoso escrutinio, donde recuerdo la entrevista que le hizo a Alfonso Guerra cuando éste presentó en 2004 el primer volumen de sus Memorias, Cuando el tiempo nos alcanza, título sacado de un verso de Cernuda. El tiempo le ha alcanzado en perfecto estado de revista, hijo adoptivo de Soria, paisano simbólico de Bécquer y Machado, turista accidental de la plaza de san Lorenzo.

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