"Las santas de Zurbarán ilustran la gracia y elegancia sevillanas"
Odile Delenda, autora del catálogo razonado del pintor, inaugura el Simposio Internacional
Más de dos décadas lleva la investigadora francesa Odile Delenda arrojando luz sobre la obra de Zurbarán, de cuyo catálogo razonado y crítico es autora. Esta investigadora del Instituto Wildenstein de París, "que habla español como si fuera de Murcia", es por derecho propio "la gran experta en la obra del pintor extremeño que dio lo mejor de su arte en Sevilla", dijo al presentarla Mar Sánchez Estrella, delegada municipal de Cultura y encargada de inaugurar oficialmente el Simposio Internacional Santas de Zurbarán que se celebra, hasta mañana, en Santa Clara. Delenda dedicó su intervención a analizar la imagen de las santas en la devoción popular y las fuentes literarias que la sostuvieron.
"Estas figuras femeninas elegantísimas, sin apenas atributos del martirio, son un ejemplo de la gracia y finura sevillanas", afirmó antes de recordar que en el XVII continúa la transposición del pensamiento de los fieles sobre el cielo "y a nadie extrañaba que las santas vistieran conforme a su rango en el mundo celeste, es decir, como personas de la alta sociedad".
El Concilio de Trento marcó la actitud de la Iglesia sobre el arte sagrado y, en Sevilla, Pacheco redefinió las reglas en su Arte de la Pintura, donde defendió que la verdad de una historia debía acomodarse a la comprensión de los fieles. Es el contexto en el que Zurbarán compondrá sus santas, algunas de las cuales serían "retratos a lo divino", como Santa Isabel de Portugal (Museo del Prado), donde se cree que tomó como modelo a la reina Isabel de Borbón "y sólo las flores y la corona nimbada la identifican como santa". El milagro de las flores, recordó Delenda, es común a varias advocaciones y Santa Isabel de Portugal lo comparte en esta exposición con Santa Casilda. En ambos casos, subrayó la experta, la belleza es la expresión de su santidad.
Otro grupo lo integran las santas que ofrecieron su virginidad a Dios y fueron martirizadas y, por lo general, degolladas. Pechos amputados, cabellos destrozados, cuencas de ojos vacías... "Sus nombres aparecían documentados en las Letanías de los Santos y entre ellas estaba Santa Águeda, patrona de las modistas y las enfermas de pecho, y una de las más bonitas firmadas por Zurbarán", apreció Delenda del cuadro que atesora el Museo Fabre de Montpellier, ausente de la muestra. Otras vírgenes de la Iglesia Católica cuyo culto estaba muy difundido eran Santa Inés, Santa Cecilia y Santa Lucía de Siracusa, que Zurbarán pintó con participación del taller y los ojos en la bandeja. Los símbolos del martirio son también evidentes en Santa Apolonia del Louvre, pintada para un retablo sevillano y patrona de los dentistas, cuyas mejillas sonrosadas singularizan a las santas que no son retratos a lo divino, precisó Delenda.
Entre las santas auxiliadoras, "eficaces en responder a las invocaciones de los fieles", destacó a Santa Margarita de Antioquía (Santa Marina en su nombre griego, matizó). En la obra procedente de la National Gallery, Zurbarán representa también al dragón que se tragó a Santa Margarita y del que ella salió viva perforándole el abdomen con una crucecita, por lo que es la patrona de los partos. "Si no fuera por el dragón, con esas alforjas que lleva sería una campesina o pastorcita, como lo es la Santa Marina del Museo Carmen Thyssen", analizó.
Santa Eufemia, "patrona de Antequera de belleza ideal con la sierra del martirio en la mano", Santa Úrsula con la flecha y Santa Catalina de Alejandría, "representada con corona de princesa y la espada de su martirio, mujer culta y patrona de la filosofía que se le apareció a Juana de Arco", destacan también en el corpus que puede verse en Sevilla hasta el 20 de julio y donde "Zurbarán, el mejor intérprete de Trento, supo representar lo sobrenatural con gracia", concluyó Delenda, que pidió a Benito Navarrete una segunda parte del proyecto dedicada a los santos y monjes en el que participe su admirado Pertegaz, "que también fue discípulo de Balenciaga".
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