Serrat, compromiso machadiano

El músico recoge el IX Premio de Cultura Universidad de Sevilla dolido por un mundo “hostil e insolidario” ante el que reivindica la importancia del conocimiento.

Leonardo Padura: “Lo que se nos presentó como futuro en Cuba ha sido un presente desolador”

Joan Manuel Serrat, aplaudido por los asistentes a la entrega del IX Premio de Cultura Universidad de Sevilla.
Joan Manuel Serrat, aplaudido por los asistentes a la entrega del IX Premio de Cultura Universidad de Sevilla. / José Ángel García

Sostiene Luis Méndez, director de Cultura y Patrimonio de la Universidad de Sevilla, que Joan Manuel Serrat es “machadiano en su compromiso, puesto a prueba en muchos momentos” de su biografía, y ese músico en el que se aúnan “la dicha de soñar y el derecho a hacer el camino de la vida en libertad” lo confirmó al recibir el IX Premio de Cultura Universidad de Sevilla. La institución lo galardonaba por “la trascendencia y solidez de su obra” y por “un legado poético y musical que forma parte de la memoria sentimental de varias generaciones”, pero el veterano agradecía el reconocimiento con humildad y convicción, como si nada hubiese transformado a aquel chaval del Poble Sec, “un barrio humilde entre el mar y la montaña”, que un día escogió ante la perplejidad de sus progenitores “el dudoso oficio de escribir canciones y cantarlas”. Su discurso, con el que regresaba “a una ciudad que quiero y que me quiere”, fue el de un hombre que lejos de abstraerse en conquistas pasadas observa con dolor el presente. “No me gusta el mundo en que vivimos, hostil, contaminado, insolidario. Me preocupa el rumbo que lleva”, lamentó.

El responsable de discos legendarios como Dedicado a Antonio Machado, poeta o Mediterráneo emocionó al auditorio del Paraninfo cuando recordó a su madre, “aragonesa, sólida”, que una vez le contó que su patria “estaba donde comiesen sus hijos”. Y Serrat hilvanó su evocación con “todas esas madres que llevan a sus hijos a cuestas, huyendo del dolor y de la guerra”. El intérprete y compositor hizo entonces un inventario de las grietas por las que se escapa la esperanza, y confesó que “le desgarra el alma ser testigo de tanta atrocidad”. Un genocidio que ocurre ante la indiferencia de quienes “dicen ser garantes y líderes de la libertad”, la misma “dejadez” con la que se responde al cambio climático y se permite que “campe a sus anchas la corrupción”, expuso, antes de aferrarse a la confianza: Serrat aún cree que el hombre es un animal “social y racional” que “necesita” al otro; defiende la “tolerancia con quien piense distinto” como el lenguaje “para resolver los asuntos pendientes”. En su intervención, el cantautor argumentó que “libertad, justicia y democracia” no pueden desligarse, “o van de la mano o no van”, y añadió que sólo mediante el conocimiento “seremos capaces de progresar individual y colectivamente”.

En la Universidad de Sevilla, el catalán, que esta misma semana recibió el Premio Cortes Real Isla de León en la localidad gaditana de San Fernando, animó a todos a velar por los valores que hoy parecen amenazados. “Sabemos todos que nada prospera si no se cuida”, manifestó, orgulloso de “las parcelas de libertad y derechos civiles conquistados”, vigilante ante la certeza de que “los tiranos se alimentan de la desilusión”. Terminó sus palabras con deseos de belleza y de paz, de todo lo que es noble: “Que los músicos no dejen de sonar los instrumentos, que los poetas alcen la voz, que no nos vuelvan sordos los gritos de angustia y las injusticias no se conviertan nunca en una normalidad capaz de volvernos el corazón de piedra”.

El jurado del Premio de Cultura Universidad de Sevilla estuvo integrado por el rector de la US, Miguel Ángel Castro, la bailaora María Pagés, la periodista Pepa Fernández y Martín Serrano, secretario general de la US, quienes en su fallo destacaban que el homenajeado fue “una figura clave para la juventud universitaria española. En un tiempo marcado por la censura y la represión, sus canciones ofrecían un espacio de libertad, reflexión y compromiso. Su música, profundamente poética y social, acompañó a una generación de estudiantes que buscaba nuevas formas de expresión y pensamiento crítico”. Una mirada al mundo, concienciada y sensible, que sigue definiendo todavía la palabra y la obra de Serrat.

stats