El único derbi del mundo en el que todos ganamos: el ‘Derbi de Ramos’

Cultura

La popular comedia, protagonizada por Alberto Maldonado y José Manuel Rodríguez, tiene este jueves una nueva función en el Cartuja Center.

Alberto Maldonado y José Manuel Rodríguez, en el Cartuja Center. / Juan Carlos Vázquez

En estos años en los que, aseguran, tan difícil es ponernos de acuerdo, viene un derbi –es decir, el paradigma de un conflicto- a proponernos el consenso. Una propuesta que además nos llega desde un humor siempre saludable: el que surge al reírse de uno mismo. Ya sea de nuestras particularidades sociales o de nuestras costumbres más o menos exóticas.

Este jueves, en el Cartuja Center, se programa una nueva función de la obra Derbi de Ramos, protagonizada por Alberto Maldonado –Salvador en la ficción- y José Manuel Rodríguez –Curro en el escenario-. Con la dirección de Álvaro Gotor, esta historia nos cuenta un hipotético domingo de primavera en el que coinciden unas elecciones generales, un derbi entre Betis y Sevilla –o Sevilla y Betis- y la primera jornada de la Semana Santa sevillana. Es decir, coinciden en un día “dos de las pasiones más representativas de la ciudad de Sevilla”, indica Maldonado. Esta suma de episodios lleva al cofrade Salvador y al bético Curro a un colegio electoral en el que inesperadamente se quedan encerrados. La situación propicia una trama hilarante, divertida, que ha convertido esta obra, este Derbi de Ramos, en una popular comedia que acumula años de éxitos por diferentes teatros.

Uno de los personajes que ha contribuido a este éxito es Salvador, con la interpretación de Alberto Maldonado, quien parodia la figura de un cofrade no tan extravagante como nos pudiera parecer en un principio. Con sus histriónicas gesticulaciones, con su vanidad irrisoria. Es un carácter que debería causarnos rechazo, y que sin embargo nos despierta la empatía e incluso una enigmática afinidad. “Creo que Salvador es de ese tipo de personas -no hablo del personaje, hablo de personas- con las que, al final, cuando te pones a rascar un poquito, descubres que tienen muchas carencias. Salvador es reflejo de esa gente que hay en las hermandades, y que hay en muchos estamentos de la vida, a las que se le ve que presumen de muchas cosas, pero lo que dice el refrán, dime de qué presumes y te diré de qué careces”, comenta Maldonado.

“Para mí ese tipo de personas, nada más que las ves, las conoces, piensas en que su carácter quizá se deba a situaciones personales complicadas. Entonces, con ese tipo de perfiles, yo no actúo de una manera prepotente, ni intento faltar. A mí me causan ternura y así procuro tratarlo y expresarlo. El personaje de Salvador, por cierto, empezó como una parodia, pero creo que cada vez tiene menos parodia y más verdad. Tanto es así que cada vez me encuentro con más gente que me dice conocer a personajes como el de Salvador”, concluye, entre risas, el actor.

Es este uno de los muchos matices de un protagonista “muy pasional”, define Maldonado. Una cualidad en la que coinciden personaje e intérprete. “Una cosa que tiene la obra es que los actores son casi igual que los personajes. Y creo que esa es una de las claves nuestras para que la obra transmita tanto y que se acerque tanto a la realidad. José [compañero en el reparto] es también un loco del fútbol. Es de los que, si hay fútbol cinco minutos antes de salir a actuar, está viendo el partido en el camerino”, afirma Maldonado.

Una cosa que tiene la obra es que los actores son casi igual que los personajes. Y creo que esa es una de las claves nuestras para que la obra transmita tanto y que se acerque tanto a la realidad"

Derbi de Ramos trata eso tan serio del “sentimiento de pertenencia”, o “la identidad”, o lo que “nos motiva a buscar un sentido” a esta vida. Cada uno que lo llame como considere. Esta obra, que dura lo que tarda en pasar una cofradía de La Madrugá o un partido en el Benito Villamarín, se cuestiona asuntos que tienen una respuesta etérea en tertulias: ¿cómo es posible que genere tanta expectación, tanta “pasión”, once hombres corriendo detrás de una pelota? ¿Cómo es posible que una fiesta religiosa despierte el interés de personas que no son creyentes? “Yo creo sinceramente que el ser humano necesita encontrar algo que le mueva, que le motive a hacer algo”, intuye José Manuel Rodríguez. “Que te levantes por la mañana y tú digas: hoy estoy motivado a hacer algo. Una de estas cosas es el deporte, en general”, considera este actor que jamás imaginó la repercusión que ha alcanzado Derbi de Ramos en estos años.

Son muchas las enseñanzas que estos actores se llevan de una obra con la que han crecido. En lo personal y en lo profesional. Es lo que sucede con las historias que marcan a sus autores –las grandes historias-: primero estos las escriben, pero con el paso del tiempo se invierten los roles y son esas historias las que escriben, o reescriben, a sus autores. “En lo personal para mí este proyecto ha sido, y es, alucinante. Si tú le hubieses dicho a aquel chaval introvertido, que no era capaz ni de salir a dar la lección a la pizarra, que iba a estar aquí, en un escenario… no se lo creería”, confiesa José Manuel Rodríguez. “Diría que Derbi de Ramos nos ha enseñado el valor del esfuerzo, el valor de la perseverancia, el valor de trabajar día a día para que las cosas salgan, para que el teatro esté lleno”, afirma Maldonado.

Este jueves el escenario de la sala Cite del teatro Cartuja Center volverá a acoger una función de Derbi de Ramos, de esa aventura que surgió en un grupo de amigos, sin mayores pretensiones, con la única intención de disfrutar haciendo teatro, y que lleva ya más de dos años propiciando la carcajada y el aplauso en los teatros. Para tós por igual. Para cualquier afición. Así de peculiar es este derbi en el que todos, de una manera u otra, salimos ganando.

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