La ventana
Luis Carlos Peris
La Historia, tan rica en versiones
Alfonso Guerra inicia su conferencia en la Academia de Medicina haciendo referencia a que de cien escritores del mundo consultados por la Academia Noruega de Ciencias y Letras sobre la mejor novela de todos los tiempos, cincuenta eligieron El Quijote. Detrás de Cervantes quedaron escritores tan indiscutibles como Dostoievski y García Márquez. La conferencia se titula, Una lectura del Quijote.
El valor literario de Don Quijote es indudable, ¿pero tiene algún otro aspecto que haga de él una obra clave en la historia de la literatura?
Los padres fundadores de los Estados Unidos leyeron a Don Quijote y analizaron a fondo los principios que contiene sobre el poder, la política, la libertad y el dinero. Aspectos estos que les interesaron a los autores de la Declaración de Independencia y de la Constitución de EEUU. Es el caso de Thomas Jefferson, el tercer presidente de los Estados Unidos de América y considerado uno de los padres fundadores de la nación, que lo elige como su libro de ficción favorito.
En esta misma línea de pensamiento se encuentra el escocés David Hume, conocido por su sistema filosófico altamente influyente en el empirismo, escepticismo, y naturalismo. Immanuel Kant, por ejemplo, atribuía a Hume el haber supuesto un estímulo para su pensamiento filosófico que lo habría despertado de su “sueño dogmático”; o el médico y filosofo ingles John Locke considerado como uno de los más influyentes pensadores del empirismo inglés y conocido como el Padre del Liberalismo Clásico.
Don Alfonso han descubierto, mas allá del indiscutible valor literario de la obra ampliamente estudiado, aspectos menos tratados tales como el poder, la economía, la igualdad racial y de genero, la libertada y el amor. ¿Cómo se refleja el poder en Don Quijote? En relación con ello y en la segunda parte de la obra hay un profundo análisis del poder. Es una crítica a la situación de aquel entonces, de la imposición de un poder cada vez más cesarista por parte de los Habsburgo. Se la considera la primera novela política de la historia.
Cervantes junto a Juan de Mariana, ejemplo muy representativo de los escritores e intelectuales españoles de la Compañía de Jesús durante el Siglo de Oro, critican la política monetaria, las políticas inflacionarias llevadas por lo Reyes. No solo entra en Economía sino que trata en profundidad la libertad individual, que para él va más allá de los aspectos económicos. La libertad individual es fundamental en esta obra. Es la primera novela antiesclavista. Cervantes, por su experiencia en Argelia, estaba completamente en contra de la esclavitud. Rechazaba también la nueva esclavitud, la trata de negros. Te hacían esclavo no por haber perdido una batalla o por haber cometido un crimen, sino por la mera pigmentación de la piel.
Tanto en la primera como en la segunda parte del Quijote, Cervantes orienta al lector hacia un mundo impregnado de valores en el que destaca el cultivo de los más altos ideales. Para ello Don Quijote y Sancho inician su andadura a través de La Mancha por las sendas que abre la imaginación sobre los lomos equinos de Rocinante y el pollino Rucio.
El Ingenioso Hidalgo es una verdadera apología de la igualdad y a la dignidad humana, un canto histórico a la libertad. Cervantes, hijo de la modernidad, se sirvió del caballero andante para defender una concepción del mundo distinta a la vigente en aquel momento. Su inconformismo y optimismo vital le permite pensar que a pesar de todas las adversidades e infortunios padecidos, la justicia es posible. Don Quijote se convierte en manos de Cervantes en “el caballero que se enfrenta a las innumerables injusticias con las que se pudiera topar”. A pesar de ello, el Manco de Lepanto supo crear una visión del mundo coherente, serena y luminosa; por tanto, en oposición a la realidad sombría y atormentada que los acontecimientos de la vida circundante le imponían. En palabras de Dostoievsky: “Don Quijote representa una capacidad ilimitada de generar ideales, además de creer o estar dispuesto a dar su vida de forma desinteresada por ellos”. En ese periodo histórico la ley no era otra cosa que la expresión de la voluntad omnímoda del poder que imponía cuanto debía hacerse y omitirse.
Cervantes refiere que ser un caballero significa comportarse bien, correctamente, con justicia y honor en cualquier circunstancia, con cualquiera. Ese comportamiento justo y honesto debía ser especialmente escrupuloso con la mujer en una época en la que esta se sentía supeditada al hombre. Esto es lo que don Quijote defiende desde el comienzo hasta el final de la obra. “Quien no trata bien a una mujer no es un caballero”, comenta Cervantes. “El respeto a la mujer es una de las señas capitales de identidad del buen caballero”, se recoge en los capítulos XVI y XVII; y continua: “ La mujer tiene derecho a decidir y actuar con libertad, sin coacciones”. Esta reflexiones del Ingenioso Hidalgo se oponen a las planteadas por Juan Luis Vives, uno de los principales filósofos y humanistas españoles del siglo XVI, que defiende la visión de la debilidad femenina y de la sumisión a padres y marido. El Quijote es la primera novela del mundo en la que se defiende la igualdad de genero.
El amor al que se refiere Cervantes en el Quijote es “voluntario y no forzado”, comenta Alfonso Guerra. El amor en la imaginación de Don Quijote de la Mancha es un amor a destiempo, no siempre correspondido, empezando por su protagonista.
Don Alfonso Guerra González, es un erudito, un humanista, un brillante orador que cuida al leguaje como si de un puzle se tratara, que elige con sensibilidad las letras que va a emplear para construir las palabras, que las coloca de forma magistral para crear las frases, que ordena con gran estilo literario. Alfonso es un verdadero “académico” con mayúsculas. Entendiendo por ello a “un miembro permanente de una Academia”; que se considera que posee cierta autoridad pública cultural o educativa en el área de conocimiento específica que le compete, en este caso la artística y la literaria.
El tono empleado al dictar su conferencia es el propio de un profesional del teatro. Este queda reflejado en las diferencias que resalta, especialmente, cuando interviene Don Quijote o lo hace Sancho. Esta cualidad viene de los años que estuvo de director de teatro de varias compañías, entre ellas, Hora primera y Esperpento; con traducción y montaje de obras de Samuel Beckett, Valle-Inclán, Sófocles, Sartre y Bertolt Brecht.
Miguel de Cervantes Saavedra tuvo una relación particular con nuestra Sevilla, pues estuvo encarcelado en la Cárcel Real, que se encontraba en la confluencia de las calles Sierpes y Entrecárceles.
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