Hoy, mi singular pretorio rebosa de amor. Un Amor que me sabe a rampa, a traje nuevo y Domingo de Borriquita y de palmas, en el que Sevilla aclama al Hijo del Rey David, hosanna Señor, hosanna, al pie del Guadalquivir.

Un Amor de color negro, serio, tan serio como su estampa, un Amor que me sabe a Cruz, a Veracruz sobre flores levantada entre hachones de Tristezas y silencio de Campana... Un Amor que me sabe a Muerte de Martes Santo y Laraña, de Lonja de Cigarreras, Doctora en Honoris Causa en Angustia de estudiantes y en penitencias descalzas. Un Amor que me sabe a Sangre de Encarnación y Calzada, a Presentación, Cautivo, la Buena Muerte en su cara, con Hiniesta por bandera y con María Magdalena, a sus pies, arrodillada.

Un Amor que me sabe a Madre, que como la mía se llama el que muere en su Refugio de Salud, en calle Ancha, ¡Ay Salud!, mi plenilunio, luna llena de esperanza... Un Amor que me sabe a canto y a maracas de un bolero, a pintor de ángeles blancos y a Negritos nazarenos de hispalense Fundación, que en muralla de Calvario, entre Carmona y Osario, dan culto a su redención… Un Amor con sabor a escuela, a piola en la plazuela de la Cruz donde a sus plantas se postran las Juderías ante Cristo en su agonía de Misericordia Santa. Un Amor que me sabe a Palma de franciscanas tareas y al Buen Fin de una reliquia, amor que bendito sea, amor que me sabe a plaza de árboles milenarios, a Sor Ángela y San Pedro, a espadaña y campanario y al martirizado cuerpo del Cristo de Burgos, muerto, sobre su rojo calvario. ¡Ay, Calvario!, amor con sabor a esparto de alpargatas nazarenas, escoltadas de Esperanzas, de Triana y Macarena, Quinta Angustia de sudario en San Pablo y Magdalena.

Un Amor que me sabe a negro capirote de Silencio, imposible describirlo ni con un millón de versos, que este amor para sentirlo, hay que quererlo y vivirlo como yo, en mi pecho siento... Amor que me sabe a tuna, cantando bajo la luna en la Plaza del Museo, donde hasta Él me guiaron buenos amigos y hermanos de Jesús el Galileo, del que soy su fiel cautivo, por su quebrado suspiro, por su rostro ensangrentado, por su delirio divino y su cuerpo doblegado, amor que me sabe a vida, por el mundo, redimida en su último legado… Amor y vida, Sevilla.

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