Feijóo tropieza consigo mismo

El líder del PP, agotado el camino de la crítica económica por la solidez de las cuentas públicas, encadena errores con un discurso más ideológico y ajeno a los datos

El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo.
El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo. / Javier Cebollada (Efe)

02 de abril 2023 - 06:00

Es una costumbre secular de la prensa y la política española la de observar y dar crédito a lo que publican los medios internacionales sobre la marcha del país. En el caso de los políticos cuando la versión de la prensa extranjera ratifica sus posiciones. Es un ejercicio de chequeo en contraposición a la confianza que suelen destilar, ya no los análisis o las opiniones, sino los puros datos que manejan muchas veces los propios medios y los partidos. Alguien dijo una vez algo así como que, por lo general, en cualquier país necesitas leer dos periódicos para conocer distintas opiniones sobre un mismo hecho y que en España es necesario leer al menos dos periódicos para conocer dos versiones de un mismo hecho.

El asunto es que la marcha de la economía española está siendo reconocida en esferas internacionales sin que esa idea permee e incluso sin que se informe con cierta visión de conjunto. Los profesionales de la hecatombe y el drama siguen apostando, rocosos y renuentes a los datos, por la tragedia. Es como una misión de leyenda: conseguir que el país vaya mal digan lo que digan los datos. Y hay días en los que se diría que casi lo consiguen. Pero no es así. A este Gobierno se le pueden criticar muchas cosas y con razón, pero los datos económicos no arrojan dudas. En enero, en el foro de Davos, una cita que es cualquier cosa menos una concentración de rojos peligrosos, se bendijo la política económica del Gobierno de España. Su presidente, el conservador noruego Børge Brende, recibió a Pedro Sánchez entre algodones: "Su Gobierno ha demostrado que se puede conseguir una recuperación del crecimiento incluso en épocas difíciles gracias a reformas y ha colocado a España a la cabeza de una transición ecológica y digital". Suena sorprendente, ¿verdad?

'The economist', la biblia liberal

El último en hacerlo con cierta profundidad y con una mirada caleidoscópica ha sido The Economist Intelligence, que es la unidad de investigación y análisis del semanario británico del mismo nombre, la biblia de los liberales, ortodoxo en lo económico, y un producto afinado y de referencia para las élites económicas de medio planeta. En su último informe, España sale en la fotografía como el cuarto país de la OCDE en desempeño económico durante 2022. Curiosamente, los vituperados PIGS durante la crisis de las subprime, ocupan ahora las primeras posiciones con Grecia a la cabeza y Portugal bien colocada. Alemania, Estonia y Letonia aparecen en los últimos lugares dada su dependencia del gas ruso.

Y no resulta un dato menor el hecho de que España haya cuadrado buenas cifras con una apuesta por blindar a los colectivos más vulnerables y a una buena parte de la clase media tanto en la pandemia como en las consecuencias de la Guerra de Ucrania y la inflación disparatada.

Por si los números importan…

El PIB español cerró 2022 con un crecimiento del 5,8%, con una influencia notable del sector turístico, que ha incrementado la calidad de la oferta y de sus servicios. Las exportaciones se incrementaron un 4% y el déficit comercial cayó un 1%. La cifra de negocios de la industria subió un 6,3% y la del sector servicios un 1%. La inflación -la más baja de la zona euro- se quedó en el 1,3%. El déficit público se cerró en un 1,9% en noviembre frente al 5,83% del mismo mes del año anterior, lo que reduce la necesidad de financiación externa y el pago de intereses. Es relevante recordar que en este contexto envenenado Bruselas exigía un déficit público del 8,4%. Y el propio Gobierno lo había calculado en un 5%, de forma que la economía ha evolucionado mejor incluso por encima de las expectativas del propio Ejecutivo.

La mejoría de las cuentas públicas no sólo se ha producido sin recortes sociales, que son los tijeretazos más recurrentes de los gobiernos en apuros, sino que al contrario las pensiones contributivas han subido un 8,5% y las no contributivas de jubilación e invalidez se han incrementado un 15%. El Salario Mínimo Interprofesional se ha elevado hasta los 1.080 euros, con lo que completa una subida del 47% en cinco años, en máximos históricos. Y un último dato de referencia: la inversión en la sanidad pública subió un 239% el año pasado.

Obviamente, cuando las cuentas públicas funcionan el dinamismo y el fortalecimiento empresarial tiene mucha parte del mérito. Como lo tienen la CEOE y los sindicatos en el pacto por la reforma laboral -52 se han firmado en España hasta la fecha-, que ha dejado la temporalidad en mínimos históricos en poco más de un año. Hay más de 20 millones de personas trabajando, la cifra más alta desde 2008; 9,4 millones de mujeres con empleo -otro dato histórico- y la tasa de desempleo está en el 12%, la más baja en muchos años.

¿Qué le ocurre a Feijóo?

En este contexto, el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, está desconcertando a propios y extraños. Posiblemente porque ya ha comprobado que es imposible estirar más la falsa idea del hundimiento económico del país. Igual están por llegar las otras nueve plagas, pero ésa parece que de momento, no. Con el primer Gobierno de coalición de izquierdas en nuestro país al frente de ese resultado económico llega también el final de un dogma que se daba por certero: la derecha gestiona económicamente bien el país y la izquierda lo hunde. La derecha es eficiente, crea riqueza y endereza el rumbo de las cuentas públicas y la izquierda dilapida los recursos públicos y vacía la caja. Seguramente por eso, porque la realidad es tozuda y la aritmética sigue siendo una ciencia exacta, ha decidido emprender otro camino, cargando la suerte ideológica y menos dependiente de los datos. Quién quiere datos pudiendo dar opiniones. Y fruto de esa política, que lo sitúa en el desfiladero entre los votos de los moderados, el frente externo de Vox y su frente interno de Ayuso, comete errores. En esta coyuntura, una parte del partido agrupada posiblemente en torno a FAES pide clarificaciones ideológicas en torno a asuntos como el aborto, la gestación subrogada o la eutanasia. A unos meses de unas elecciones sería una temeridad que el PP se abriera en canal y dejara supurar a sus distintas almas. No habrá congreso de estrategia ideológica. Y es lógico. Debió hacerlo Feijóo cuando llegó a la presidencia del PP. Pero no definirse también tendrá consecuencias. La ambigüedad legendaria de Rajoy abrió las puertas a la irrupción de Vox en la política nacional.

Una lista larga de errores

La llamada excepción ibérica, que calificó el PP de "timo ibérico" ha resultado un éxito que ha permitido bajar la factura eléctrica, que va a ser renovada, y en la que la UE ha puesto sus ojos. Cuando Feijóo no se lee los papeles e improvisa pide al Gobierno que no siga molestando "a la gente de bien", que como dice Manuel Vicent, la gente de bien durante el franquismo era aquella que se movía a sus anchas "dentro del triángulo marcado por el cura, el comandante del puesto de la Guardia civil y el director de Banesto".

Sumando reveses: la encuesta del Grupo Joly publicada esta semana certifica que el PP ha sido el perdedor de la moción de censura por la ausencia de Feijóo durante los dos días del debate, cuando anduvo refugiado entre embajadores. Retrocede electoralmente y se abre la posibilidad de que no sume con Vox para gobernar España, mientras Sánchez se sitúa por encima de Feijóo en las preferencias de los españoles como presidente del Gobierno, aunque el PP sigue por delante en la intención de voto. Debilidades varias ofrecen este resultado.

Estuvo cumbre respecto a la Cumbre

La semana pasada cometió un error de principiante sin experiencia internacional descalificando poco menos que la presencia de España en la cumbre iberoamericana, la misma a la que asiste el Rey. Dijo estar orgulloso de "no rendir pleitesía a gobernantes aprendices de autócratas (...) No echo de menos reunirme con algunos gobernantes de las naciones hispanoamericanas", como si la diplomacia y la defensa de los intereses nacionales no incluyeran darle la mano a gente con la que no te tomarías una caña: desde la China a la que le compramos de todo y le vendemos lo que podemos o a la Libia de Gadafi, con quien se entendía bien Aznar sin que nadie prejuzgara que el de Valladlid compartiera su socialismo utópico islámico ni la empanada ideológica nasserista de su Libro Verde. Con los países a los que se refiere Feijóo -básicamente Venezuela, Cuba y Nicaragua- hay dos opciones. La primera es, como ha hecho España, no reconocer el resultado electoral en Nicaragua, revindicar respeto a los derechos humanos y la libertad de los presos políticos en Cuba o reclamar una democracia en Venezuela a la vez que mantener el diálogo y tratar de avanzar en una agenda laberíntica y compleja. La otra opción es como hizo Aznar con La Habana, promover un bloqueo a la europea para estos países.

Las pensiones de Macron: vivan las trincheras en llamas

Rematando una semana realmente mala, incluida en la foto la líder evangélica que dejó boquiabiertos a cuadros, votantes y dirigentes, Feijóo también se abonó al modelo de reforma de Macron -con la calle incendiada- frente al de España. Y lo hizo utilizando el argumento más perezoso de los posibles: falta de documentación e información. Ir a Bruselas a criticar la política del Gobierno de tu país siempre chirría, pero en este caso hasta un comisario -Paolo Gentiloni- le pidió al líder popular que haga "una oposición más constructiva".

Se ha diluido Feijóo. Da la sensación de que sus mejores momentos pasaron y que venían en contraposición al fracaso evidente de Pablo Casado, que fue convenientemente apiolado tanto por sus errores no forzados como por los empujones internos y externos. Feijóo ya no juega en Galicia con una amplia mayoría y con fuertes blindajes de todo tipo. Esto es primera división. Pese a los datos que avalan que se deshincha puede ganar las elecciones. Pero si sigue cometiendo errores va a poner en riesgo serio sus opciones. Salvo que con mucha suerte la economía española se hunda súbitamente y los hechos, al fin, le den la razón.

Breverías

Tropezones Marlaska

Es posible destituir a una persona que ocupa un cargo de libre designación en la administración pública pero la ley exige motivar con claridad y rigor las razones que aconsejan la remoción de la persona afectada. El hecho de ser designado libremente por un responsable político no es un blindaje ante cualquier decisión que se adopte respecto a la persona elegida. El ministro Marlaska ha sido enmendado por el TS, que ha anulado la destitución del coronel de la Guardia Civil Pérez de los Cobos como responsable de la comandancia de Madrid. El coronel había sido años antes jefe del operativo policial en Cataluña para afrontar el referéndum de 2017. Marlaska adujo que el coronel no informó a sus superiores sobre una investigación secreta encargada por el juez sobre si altos cargos del PSOE tuvieron responsabilidad en la extensión de la pandemia tras la manifestación del 8 de marzo de 2020. El coronel adujo que al ser una investigación secreta, de haber informado sobre ella, habría incurrido en una ilegalidad. Lo cierto es que los informes de la Comandancia se demostraron inexactos y en algunos casos malintencionados. Pero da igual, utilizar el primer argumento fue un error del ministro. Pero es que además Marlaska ha implicado al coronel en el manejo de los fondos reservados en la operación Kitchen, sin que recaiga sobre él imputación alguna. Demasiados tropezones de un ministro requetequemado y sin intención alguna de apearse del cargo.

Ponsatí y tiro porque me toca

Clara Ponsatí fue enviada por Puigdemont a Barcelona esta semana para hacer algo de ruido e ir preparando el horizonte electoral. Ponsatí –quien llegó a decir que el referéndum de independencia había sido “un farol”– fue la consejera de Educación que ordenó que los colegios catalanes se transforman en ilegales colegios electorales en octubre de 2017 para permitir el referéndum ilegal. Un mes después puso pies en polvorosa y se fugó a Bruselas por si las moscas, porque en aquel momento no estaba acusada de nada. Después llegaría su procesamiento por sedición y un poco después la reforma del delito transformado en uno de desórdenes públicos agravados. En 2020 quedó exonerada de responsabilidad alguna en la sedición de 2017 al serle aplicada retroactivamente la reforma del Código Penal. Sólo le queda el de desobediencia y esta semana ha venido a montar el numerito a Barcelona. Tras su detención y puesta en libertad salió corriendo de nuevo a Bruselas, donde es eurodiputada. En fin, parece que Ponsatí y los suyos andan enredando con algo que llaman “lista cívica” con la ANC. Y éstas son las consecuencias de haber reformado el delito de sedición y permitir que una de las responsables de aquel intento de romper España tenga opciones de ser candidata para volver a las andadas.

Emiratos Árabes, la IA y la ética

El origen del capital no es ni indiferente ni inocuo. La firma de un convenio entre el Gobierno y un instituto de investigación de Emiratos Árabes, que pondrá cinco millones de euros, ha provocado la dimisión de tres miembros del Consejo Asesor de Inteligencia Artificial, que funciona como órgano consultivo para “el uso seguro y ético de la Inteligencia Artificial”. Son miembros de prestigio internacional que consideran antiético el acuerdo. “Un acuerdo gubernamental para instalar un laboratorio de IA en España financiado por un país autocrático que viola los derechos humanos, en particular los de la mujer, no es éticamente aceptable”, dijo Ricardo Baeza-Yates, director de Investigación en el Instituto de IA Experimental de Northwestern University, en Silicon Valley (San Francisco). Igualmente delicado parece el uso que un país como Emiratos pueda hacer de ciertos avances en el campo de la IA.

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