Análisis

fernando faces

Santelmo Business School

Impotencia del BCE ante la recuperación

Los bancos centrales afirman que el mundo se enfrenta a una recuperación lenta, incompleta y desigual. Las políticas monetarias extraordinarias han inundado el mundo de liquidez y evitado una gran depresión. La pregunta es si será suficiente. La respuesta es que no será suficiente ni para garantizar la recuperación ni para restañar las profundas cicatrices que el Covid-19 ha dejado en el tejido productivo y social. A diferencia de la crisis del 2008, en esta las políticas monetarias han venido acompañadas por políticas fiscales de gasto público y financieras de ayuda a familias y empresas. Pero han sido insuficientes y desiguales. La segunda y la tercera ola evidencian la necesidad de continuar con las ayudas. El problema es que algunos países como España, Italia o Portugal están llegando al límite de sus posibilidades presupuestarias por el alto nivel de deuda y déficit públicos . Sólo sostenibles mientras los tipos de interés estén bajos y el BCE siga comprando su deuda pública sin límite.

Las ayudas fiscales han sido desiguales en función de la holgura presupuestaria y del nivel de endeudamiento. La pregunta es si tanto los bancos centrales como los gobiernos están llegando al límite de sus posibilidades. Los bancos centrales declaran su impotencia y reclaman el acompañamiento de la política fiscal y de reformas estructurales. Las políticas fiscales expansivas son necesarias para una pronta recuperación, pero no son las adecuadas para restañar las cicatrices de destrucción de del tejido productìvo, la baja productividad o el paro estructural. Para ello son necesarias inversiones a largo plazo y reformas estructurales profundas. Es lo que está reclamando a España la Comisión Económica Europea. Reformas recomendadas e incumplidas y que van en la dirección contraria al programa del actual Gobierno de coalición, pero qué son condición necesaria para recibir las ayudas del fondo Next Generatión UE.

Las políticas monetarias de los bancos centrales han sido necesarias para evitar una gran depresión, pero no suficientes para restañar las cicatrices de la pandemia. A los límites e impotencia de los bancos centrales se suman los daños colaterales que está causando la política monetaria en la deuda global y en los mercados financieros. De nada sirven los fundamentales de las empresas y los gobiernos. Los inversores sólo están pendientes de los bancos centrales . Esto ha provocado la desconexión y el desacople de los mercados reales y financieros y una exuberancia irracional del precio de los activos. El problema es el riesgo de derrumbe de los mercados ante el anuncio de un cambio o una subida de los tipos de interés. Otro daño colateral es el aumento del endeudamiento global, que se ha disparado hasta el 365% del PIB ¿Qué ocurrirá cuando en 2023 la recuperación este en marcha, la inflación subiendo y el BCE en la necesidad de subir los tipos de interés. Solo tendrà dos alternativas: subir tipos haciendo la deuda insostenible y abortando la recuperación, o no hacer nada y soportar una creciente inflaciòn e inestabilidad financiera. El BCE estaría en un callejòn sin salida. Para evitar éste escenario es necesario acometer las reformas estructurales y diseñar y comprometerse cuanto antes con una senda de estabilidad presupuestaria a medio plazo.

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