Análisis

José Mª O'Kean

Catedrático de Economía Universidad Pablo de Olavide

PSOE+UP: un Gobierno de vértigo

Si no hay Gobierno por un adelanto electoral en Cataluña, la deriva a la italiana del sistema político español originaría una situación inédita, desesperada, sobrecogedora y llena de fantasmas

PSOE+UP: un Gobierno de vértigo

PSOE+UP: un Gobierno de vértigo

No hay nada como un Gobierno débil para los partidos de ámbito provincial, regional y de carácter nacionalista. Piden, exigen, se desplantan, dudan y someten a los políticos prácticos, que juegan partido a partido y afirman que más allá de la investidura no existe vida. Estos partidos apoyarán, en principio a este Gobierno porque nunca tendrán otro más débil siempre y cuando se mantenga sus perspectivas electorales. Aún es posible que el Gobierno PSOE+UP no alcance la mayoría en la segunda vuelta, si la inhabilitación del presidente de Cataluña fuerza a unas precipitadas elecciones autonómicas. Sería un escenario que haría buena la frase de Marx, el pensador cómico, de: “más madera”. Y así, la deriva a la italiana del sistema político español originaría una situación inédita, desesperada, sobrecogedora y llena de fantasmas.

A algunos les molesta que a los fondos de inversión no les guste este posible Gobierno español. ¿De qué se quejan?

Mientras, a algunos les molesta que a los fondos de inversión no les guste este posible Gobierno español. ¿De qué se quejan? No se puede tener todo. Si durante los últimos meses has demonizado al sistema financiero y prometido gravar especialmente a las empresas del Íbex, las grandes compañías tecnológicas, las transacciones financieras, las eléctricas, las rentas altas y prometes regular los alquileres, los apartamentos turísticos y las plataformas de movilidad, ¿cómo queremos que además prefieran invertir en España en lugar de Portugal que siempre ha intentado, a pesar de su Gobierno de izquierda, atraer inversiones y proteger al tejido productivo?

Y en estas, la Bolsa duda y el BCE sostiene el bono español para que la prima de riesgo no empiece la escalda y amenace cualquier Presupuesto del Estado con una carga de intereses de la deuda insostenible. Pero no perdamos los nervios. Si sale finalmente el Gobierno, tendremos tres vicepresidencias una de ella económica en manos de Nadia Calviño, un anuncio del Presidente en funciones que nos pasó desapercibido en las jornadas preelectorales. Con ella al frente de las cuentas del país, estas serán creíbles y el BCE seguirá apoyando el bono español. El debate sobre el techo de gasto será el primer epicentro del nuevo modelo económico. Si Unidas Podemos convence a sus socios socialistas de que la economía española sea más intervencionista, el techo de Gasto tendrá que incrementarse en 50 o 60.000 millones. El total del Gasto del Estado español en 2017 fue del 41,2% del PIB según datos de la OCDE. El Reino Unido (40,4%) o USA (37,8%) son de los pocos países con menos intervención del Estado que España. Con niveles de Gasto Público más alto encontramos a Alemania (44,4%), Portugal (45,3%), Italia (48,4%), Suecia (48,9%), Dinamarca (51,2%), Finlandia (53,7%) y finalmente Francia (56,4%). Tener una participación del Estado en la Demanda Agregada como Francia, supondría gastar 150.000 millones adicionales por parte del Estado, un 15% del PIB más que en la actualidad. Naturalmente la cuestión capital es cómo financiar este incremento de Gasto, en el supuesto de que el Senado español, en el que el Gobierno no tendría mayoría, lo aprobara.

Tener una participación del Estado en la Demanda Agregada como Francia, supondría gastar 150.000 millones adicionales por parte del Estado.

La Comisión Europea sólo permitirá el incremento del techo de Gasto si los incrementos de impuestos para financiarlo son creíbles. Será por tanto un proceso paulatino de incremento de la recaudación fiscal y los gastos año a año, presupuestos tras presupuestos…, en el supuesto de que se llegaran a aprobar los presupuestos varios años consecutivos. Pero parece que esta será la tendencia del nuevo Gobierno si finalmente se constituye. Da vértigo. En todo caso si este incremento de gasto público apoyará prioritariamente la transformación digital de las empresas, la formación de los trabajadores, la transición energética, el apoyo a las nuevas inversiones empresariales y la creación de empleo, estaríamos persiguiendo un crecimiento económico que producirá más rentas y más recaudación fiscal en el futuro que permitiría un mayor gasto social. Pretender que el incremento de gasto social contribuya al crecimiento y a una mayor recaudación fiscal parece un razonamiento ingenuo y no creíble. En estos momentos nadie cree que entremos en crisis económica ni en las economías occidentales ni en España, pero puede que nuestra tendencia cambie si giramos bruscamente nuestra economía a un modelo radicalmente más intervencionista. No creo que la Ministra de Economía se ponga al frente de esta política y por si fuera poco su gran aliado en la Comisión Europea, Pierre Moscovici, Comisario de Asuntos Económicos y Financieros, ya nos está avisando sobre la necesidad de corregir el déficit público en 8.000 millones de euros y que cualquier incremento de ingresos fiscales lo tenemos que dedicar a disminuir la deuda pública emitida antes que a incrementar los gastos públicos. Bendita Unión Monetaria que nos impide hacer todos los disparates que se nos antojan en el asalto a los cielos.

La Comisión Europea sólo permitirá el incremento del techo de Gasto si los incrementos de impuestos para financiarlo son creíbles.

El segundo epicentro del modelo económico del nuevo Gobierno será el mercado de trabajo. Y en este tema será clave si este Ministerio es dirigido por los socialistas o cae, como no parece que vaya a ocurrir, entre las competencias de Unidas Podemos. Volver al marco de relaciones laborales del pasado sería un error sencillamente porque aquel modelo no funcionaba, pero es evidente que el modelo vigente tampoco ha corregido las anomalías más graves. Tenemos unas tasas de paro que son impropias de un país occidental (13,92%) con tres espacios económicos como son Andalucía (21,83%), Canarias (21,19%) y Extremadura (19,68%), que registran un paro fuera de toda lógica y normalidad económica. Pagamos unos salarios bajos porque nos hemos dedicado a sectores productivos que generan poco valor y casi un treinta por ciento de los ocupados son despedidos antes de seis meses de trabajo y tienen que cambiar de trabajo al salario mínimo interprofesional. Tenemos que cambiar para incentivar prioritariamente los contratos fijos, la formación de los trabajadores en las empresas y a la vez, dar flexibilidad de adaptación al tejido productivo ante el entorno económico cambiante. A este respecto, otra vez la Ministra de Economía ha salido a la palestra anunciando que el despido no va a encarecerse para tranquilizar a la patronal y a las grandes empresas que se están apresurando a hacer ajustes laborales.

Tenemos que cambiar para incentivar prioritariamente los contratos fijos y la formación de los trabajadores en las empresas.

Sin duda el Gobierno de coalición pactado tendrá que ceder un espacio para que algunas de las líneas de UP se pongan en práctica y puedan justificar su apoyo al PSOE. Tendremos que ver qué ceden. Pero mientras tanto no debemos perder los nervios, aunque da un poco de vértigo y es probable que el Presidente del Gobierno pierda el sueño con frecuencia.

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