La ventana
Luis Carlos Peris
Se abre la temporada de fuego real
Tribuna Económica
Los altos niveles de endeudamiento público de los países desarrollados como consecuencia del disparo del gasto social y sanitario exigirán una oleada de subidas de impuestos. Han sido dos crisis consecutivas acumulando deuda pública. El incremento de la deuda provocado por el Covid-19 dúplica la producida durante toda la crisis financiera de 2008. Reducir la deuda para hacerla sostenible implica conseguir un crecimiento fuerte del denominador, el PIB, y reducir el numerador, la deuda. Lo recomendable es hacer las dos cosas a la vez. Reducir la deuda requiere aumentar los impuestos y reducir el gasto público. Pero en la próxima década va a ser políticamente peligroso reducir el gasto público, si se quiere evitar una revolución social. La pandemia ha dejado grandes cicatrices en lo más vulnerables en forma de pobreza, desempleo y desigualdades. La conciencia de la necesidad de preservar el medio ambiente y la salud ha aumentado. Los gobiernos se verán obligados aumentos considerables del gasto en salud, en medio ambiente y en lucha contra la pobreza y la desigualdad. Existe una elevada conciencia de que la preservación del sistema económico y político de las democracias occidentales exige una gran transformación del sistema. Lo cual requerirá elevadas inversiones públicas en infraestructuras, protección social y medioambiental, sanidad y educación. Reducir el gasto público en la próxima década será casi imposible si queremos preservar la estabilidad de las democracias. Habrá que gastar mejor. A largo plazo la inversión eficiente aumenta el potencial de crecimiento de los países y reduce la deuda en relación al PIB.
De lo expuesto se deduce que a corto plazo tendremos que hacer frente a una oleada de impuestos. El político que nos diga lo contrario nos está mintiendo. Otra cosa es dilucidar cuándo es el momento oportuno para iniciar esta subida. Desde luego en plena recesión no, ya que la subida de impuestos abortaría la recuperación. Joe Biden como presidente de Estados Unidos es el primero que ha emprendido el camino con un plan de gasto público que supera los cinco billones de dólares, el mayor de la historia. Estados Unidos como primera potencia, con una moneda de pago universal y activo refugio, se lo puede permitir. Otros países como España y otros países avanzados están siguiendo el mismo camino, con la limitación de la escasa confianza de los acreedores internacionales. Bruselas viene reclamando a España un plan o senda de estabilidad financiera a medio plazo. Pide que le expliquemos cómo vamos hacer frente a la elevada deuda del 120% del PIB .
A última hora España ha enviado a Bruselas la senda de estabilidad hasta el año 2024, juntamente con el Plan de Recuperación y las reformas estructurales. Previamente, fueron enviadas a la Airef, para su previo y preceptivo informe independiente. En su opinión tanto el plan como las reformas están poco detalladas con contenido insuficiente, sin hitos ni calendarios de cumplimiento y con insuficiente definición de las reformas. El informe tiene 2.000 páginas, el que hemos conocido los ciudadanos 350 página. Bruselas ha pedido al Gobierno español transparencia con sus ciudadanos La Airef ha afirmado que la información de la que ha dispuesto es insuficiente para pronunciarse sobre la bondad y suficiencia del plan de recuperación y las reformas. Y es que lo mínimo que se le puede exigir a un Gobierno es responsabilidad y transparencia ante sus ciudadanos.
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