Visto y Oído
Francisco Andrés Gallardo
Cien años...
Llegó a mis manos hace unas semanas por parte de un compañero brasileño que es una fuente inagotable de conocimiento y sensible a esto de la salud en la mujer, en la intención de abrir un debate en un numeroso grupo de WhatsApp de profesionales que compartimos experiencia y evidencia científica en dolor, una publicación reciente de The New England Journal of Medicine titulada “La medicina no es neutral en cuanto al género, ella es masculina”.
Nadie puede dudar del interés con que leí el artículo, si soy sincera, me hizo reflexionar e inspirarme para escribir esta columna, sin escudriñarlo al completo pues no es el objetivo de esta tribuna y para eso les dejo el enlace por si alguien tiene la curiosidad.
Sin entrar en batallas de género, la medicina tradicionalmente ha estado en manos masculinas y eso ha hecho que se investigue y se trabaje con las cualidades del hombre: medicina protocolizada, prácticas de medición, el pensamiento basado en sistemas, la eficiencia y el liderazgo autoritario, mientras que la compasión, la comunicación, la conexión emocional centrada en el paciente y el humanismo se han dejado en un segundo plano considerándose ¨habilidades blandas¨ que estando presentes en el hombre y la mujer, sugieren actualmente y según el citado estudio, diferentes patrones de práctica entre médicos y médicas.
Eso es así hasta el punto de que existen publicaciones científicas sobre la atención al paciente en las áreas de cirugía, medicina interna y cardiología, que han
demostrado que, en todos los procedimientos y enfermedades, los pacientes tratados por médicas tienen mejores resultados clínicos que los tratados por médicos, en términos de mortalidad, tasas de reingreso y complicaciones postoperatorias.
Estas habilidades no son exclusivamente femeninas, sin embargo, han estado culturalmente codificadas como tal.
La comunicación, la empatía y el enfoque en la salud pública, son tan necesarias como la ejecución del trabajo por procedimientos, y están presentes en mayor o menor medida en ambos sexos y todas contribuyen tanto a la ciencia como al arte de la medicina y por tanto son beneficiosas no solo para pacientes individuales, sino también para la salud de la población, la eficacia de la atención médica y la gestión.
Digamos a modo de sinopsis, que la medicina como muchas otras profesiones tradicionalmente masculinas, se ha visto mejorada o complementada por las ¨cualidades femeninas¨ como es la conexión emocional.
Dicho esto, son interesantes a mi juicio dos reflexiones de actualidad: la primera orientada a la selección de profesionales para las universidades. El criterio para seleccionar a un futuro profesional de la salud no debe depender únicamente de una nota matemática sino también de una valoración de capacidades que son las necesarias para la atención de nuestros pacientes. Nuestros estudiantes de Medicina salen llenos de conocimientos clínicos, pero no están preparados para tratar con el paciente puesto que es algo bien diferente y en ocasiones se desilusionan y desmotivan por sentir que eso no era lo que esperaban de su profesión.
En segundo lugar y con vistas al futuro inmediato o actual, los sistemas de inteligencia artificial versus herramientas digitales en la atención telemática de nuestros pacientes también están basados en un pensamiento matemático consolidando aún más la visión masculina “objetiva” tan arraigada, y aunque efectivamente deben incluir los signos objetivos o datos clínicos que siempre hemos valorado y que son necesarios para comparar y por tanto seguir la evolución clínica de un paciente, es necesario también recoger información relativa a la calidad de vida o percepción de salud. Son datos que obviamos en muchos estudios de investigación y que son imprescindibles a la hora de valorar la sensación individual de salud, mirar al futuro y lo más importante para conocer realmente hacia donde trabajamos y obtener los tan necesitados resultados en salud.
Las organizaciones sanitarias cuentan con hombres y mujeres con capacidades diferentes pero todos comprometidos con nuestro trabajo porque nos mueve el cuidado del paciente, y deben enriquecerse de su personal, para seguir luchando por la excelencia en la atención, la investigación y la educación de los pacientes.
Ref bibliográfica y enlace
Lombarts, KM y Verghese, A. (2022). La medicina no es neutral en cuanto al género: ella es masculina. The New England Journal of Medicine , 386 (13), 1284-1287.
https://scholar.googleusercontent.com/scholar?q=cache:NNw7mVkbUwQJ:scholar.google.com/+The+New+England+Journal+of+Medicine+Medicine+is+not+gender+neutral+she+is+male&hl=es&as_sdt=0,5
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