Abundando en la dificultad para ver al Betis

Seguimos para bingo en lo que lleva camino de ser preocupación veraniega del bético. Y es la dichosa mudanza en aras a disfrutar de una casa más lujosa, incluso más funcional, en un futuro que se fía, de momento, a dos años vista. Las últimas noticias en cuanto a transporte no han hecho más que subir el nivel de preocupación. Las prestaciones ferroviarias de dos convoyes por partido han alarmado a los miles de usuarios que temen por un sufrimiento alto cada día que el Betis vaya de anfitrión.

El tiroteo de verdad se anuncia para dentro de veinte días y se antoja tiempo suficiente para reconducir la forma de hacer más fácil el acceso, y el receso, a la Cartuja. Tiempo más que suficiente para tomar conciencia de un problemón que puede dañar el dulce momento que vive el por siempre y para siempre Real Betis Balompié. El problema se agrava para la voluminosa avalancha humana que viene de los pueblos a la cita con el Betis, lo que aumentará cuando los partidos sean nocturnos.

Insisto en la especie del drama que sería para la fe verde, blanca y verde que la cálida conexión que hogaño se producía en el Villamarín se pierda por culpa del cúmulo de dificultades que se presentan con esta mudanza. Por tanto, soluciones urgen ya y tiempo hay para que el transporte público sea suficiente. Ya que parece que los accesos viarios no tienen opción de ampliarse, que sea el transporte público el que cargue con esa responsabilidad.