El alcohol en los toros no tiene sentido
Más que nada es por cuando lleguen las tardes de puro y clavel en el templo maestrante, lo que se fía para este jueves con el cartel más sevillano y, por ende, más atractivo para la ciudadanía hispalense. Pero vayamos al tema en corto y por derecho, ya que se trata de un problema a resolver y es el de la tremenda cantidad de alcohol que se expende en la plaza. Pingüe negocio, sin duda, pues el cubata se sirve a precios similares a los de los más prestigiosos bebederos. Sólo por el peligro que conlleva el bamboleo del bebedizo y que hace temblar a los que se hallan en la posible vertical del desavío debería controlarse la cosa. Pero es que si en el fútbol está prohibido el alcohol, no resulta de recibo que parte del público con más incidencia en el desarrollo de un espectáculo no supere un control de alcoholemia.
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