
TRIBUNA ECONÓMICA
Joaquín Aurioles
Alquileres
Parece que el invierno ha tenido las condiciones climatológicas para la cosa y que no hubo que esperar al mayo florido y hermoso para la ingesta del caracol. Ya hace días con gasterópodos en las barras de muchos templos del ramo, pero hagamos alguna consideración al respecto. Por lo pronto convengamos en pensar en qué hambre tendría el primer homínido que decidió comerse un molusco así, con ese rastro de baba que va soltando. Pues en los libros está que el primer hombre que hizo del caracol alimento fue en la Edad del Bronce y el lugar, la ribera mediterránea. Me gustan los caracoles y las cabrillas, con lo que me congratulo por su presencia en los bebederos, pero no se me quita de la cabeza qué hambre pasaría el primero que se dijo esta es la mía para, a continuación, metérselo en la boca. Qué valor...
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