José García- Carranza

Mientras España se paraliza en Sevilla se dan toros

Balcón de Sol

30 de abril 2025 - 03:09

Contaba Ortega y Gasset, con amargura, que cuando el Maine se hundía en la bahía de Santiago y España perdía sus últimas posesiones de ultramar los madrileños, despreocupados, llenaban la plaza vieja de la calle de Alcalá para ver torear al Guerra. Igual se podría decir del pasado lunes. España sufre un apagón histórico, se declara el nivel 3 de alerta, las autoridades recomiendan a la población no salir de sus casas, hay preocupación general y la empresa, con la aquiescencia de la autoridad gubernativa, pidiendo prórroga como las cofradías, decide continuar con la celebración de la novillada. Fue un desprecio a los aficionados y abonados de la plaza, muchos de los cuales por imposibilidad o prudencia no pudieron acudir a la plaza y se encuentran con la pérdida del dinero de una localidad ya abonada por una corrida a la que le fue imposible asistir. Fue además una imprudencia: la corrida se celebró en su mayor parte de noche. ¿Qué hubiese pasado si a mitad de la corrida se interrumpe otra vez el suministro? ¿Cómo se hubiese matado al toro en el ruedo? ¿Cómo se hubiese evacuado al público asistente? Gracias a Dios, no pasó nada, pero eso no quita la responsabilidad de la empresa y de la autoridad gubernativa por permitir semejante temeridad. Yo fui uno de los abonados que, por razones obvias, opté por no salir de casa y de esa manera no pude cumplir con esta columna diaria, por lo que pido humildes y sinceras disculpas a aquellos lectores que tengan a bien seguirla.

Retomada la normalidad en España, retomamos igualmente nuestra obligación diaria con los lectores. La corrida de Bohórquez, bien presentada aunque dispareja, resultó mansa hasta decir basta. Poco pudieron hacer los ya veteranos Curro Díaz y Rubén Pinar con los astados que les tocaron en suerte más allá de dejarnos destellos de su elegancia en el primero y el temple tan propio de los toreros de Albacete –cómo nos acordamos de Dámaso González– el segundo. Mató además Rubén Pinar sus toros de dos magníficos volapiés de perfecta ejecución que nos deleitaron a los pocos aficionados que había en la plaza. El triunfador de la tarde fue Román con la faena al tercero. Fue este toro, de nombre Pensador, igual de manso que sus hermanos, si bien con la muleta más allá de la segunda raya embistió con transmisión y poca clase. Román, firme, le plantó cara, fijas las zapatillas en la arena, en la distancia y terreno adecuado. Aguantó con serenidad los gañafones del toro siempre con la cabeza alta intentando, cuando este le dejaba, bajar la mano para obligarle. Igual hizo con la izquierda. La faena no podía ser bella pero sí emotiva y auténtica, rematada con unas bernadinas en las que el toro, bronco, le puso los pitones en el corbatín. Mató de una estocada entrando en la rectitud hasta la bola, en la que el toro con la cabeza por las nubes no le ayudó, de mucha verdad como toda su faena. Cortó una merecidísima oreja.

El programa de mano la empresa Pagés, en un ejercicio de autopublicidad, publica que ha sido galardonada con el premio a los valores de excelencia Rull y Asociados por su excelente gestión al frente de la plaza de toros de Sevilla. Sorpresas que da la vida, la vida te da sorpresas. No creo que los aficionados y abonados de esta plaza pensemos lo mismo. No obstante, nobleza obliga, enhorabuena.

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