El parqué
Continúan los máximos
Estamos inmersos en un tiempo que bien podríamos llamar de entreguerras; esto es, un tiempo de parón en el tiroteo de la competición liguera y que tan mal sienta al aficionado. Y pasa que en estas treguas surgen temas que apenas tienen que ver con los devaneos del balón sobre la yerba. Y ahora surge un asunto que inquieta sobremanera al que tuerce por la fe verde, blanca y verde.
Asaz inquietante la incógnita de hasta cuándo estará el Betis en la Cartuja, ya que al ritmo, nulo, que llevan las obras ya se pregona que será más tiempo del que en principio se anunció. Disponible ya el terreno donde edificar resulta que ni siquiera se sabe qué empresa será la elegida para levantar el macroestadio que se proyectó. Ya se habla de la tardanza de un año más de lo previsto, con lo que se presume que será alrededor de tres temporadas las que el equipo juegue en la Cartuja.
Y no es que la Cartuja sea mal sitio donde vivaquear, pero a la vez de que el bético está más a gusto en Heliópolis, esa demora puede alterar planes que entran de lleno en el daño comunal. Quiere decirse con esto que estando previsto que la Cartuja sea sede para el Mundial de 2030 podría darse que las obras de mejora que demanda dicha cita no se puedan ejecutar en tiempo y forma. Tiene todo esto el agravante de que la cantidad de ciudades que quieren ser sede de dicho Mundial empiecen a reclamar con el consabido qué hay de lo mío. Conque un poquito de aceleración, ¿verdad?
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