El parqué
Continúan los máximos
Fuerte contestación a la Cartuja tras el fiasco de asistencia y hasta hay quienes sentencian que nunca jamás debería jugar España en dicho recinto. Aquí hemos pasado de palmeros con el eufemismo de jugador número doce a la descalificación para escenificar partidos del equipo de todos. El mal llamado Estadio Olímpico en entredicho por culpa de una serie de sinrazones fácilmente evitables.
La principal falla estuvo en los precios, sobre todo cuando lo que se preveía como una final no pasó del trámite. Demasiado altos los precios para un amistoso como este España-Turquía con el aditamento de una noche lóbrega con lluvia demasiado reciente. Y por si son pocos los argumentos que tienden a descalificar la Cartuja, ahí aparece también la lacra de unos accesos infernales. El único argumento que tiene ir a ese recinto es el de la pasión por el fútbol, que sólo se da cuando hay algo en juego o es el Betis de los 50.000 socios el que está en el cartel.
Ir a la Cartuja, de noche sobre todo, es un ejercicio con mucho de aventura. Por muchas veces que vayas a dicho escenario nunca tienes claro cómo se llega (y se vuelve) mejor. En condiciones de normalidad, léase horario vespertino y buena temperatura, lo mejor es ir de infantería... si las facultades lo permiten. De otra forma nunca terminas de saber cómo es peor, si en el contraindicado coche propio, si en taxi o en transporte urbano, pero de noche y sin nada en juego se queda demasiado grande.
También te puede interesar
Lo último