Análisis

indalecio de la lastra

El puente de hierro, ¿habrá más sensatez?

Hay cosas de esta ciudad que tienen la potestad de desvelarnos cómo funcionan las decisiones, y quién es el verdadero amo del Cortijo. Basta comprobar unas pinceladas y un golpe de evidencia nos sirve para capturar la esencia de un fracaso colectivo: nuestro Puente de Hierro. El Puente de Alfonso XIII, construido en 1929, estuvo en todas las postales turísticas de Sevilla hasta hace pocas décadas. Hoy tiene muchas papeletas para desaparecer muy pronto si la ciudad no se moviliza, que va siendo menester (Adepa incluida).

El muy visitado y fotografiado puente desde generaciones sigue fuera del río, donde tuvo su mejor sentido, hasta que por caprichos incultos de unos y otros lo arrinconaron, mientras esperaban alumbrar alguna idea. Y, mientras tanto, el viejo puente aguantando desmanes y desgarros de chatarreros, ante la dejadez de los responsables. Miren ustedes, esto no le hace a un puente histórico que fue todo un símbolo de la ingeniería (escuela de Eiffel), para ahora convertirse en algo que se parece más a un montón de chatarra que a otra cosa. Nadie se disculpa, pero la ciudad tampoco perdonará. Algunos dirigentes y responsables del Puerto de Sevilla pasarán a la historia, pero no por hacer una esclusa intentando confundir a Europa, por dar concesiones por doquier para tener más rentas, la última junto al Mercantil para un gimnasio, tiendas, bar y aparcamiento (como aquellos caseros antiguos con muchas propiedades), piscinas en el río, chiringuitos, licencias de patines y motos acuáticas, o cosas similares. Por falta de imaginación que no falte. Por el contrario, pasarán a la historia por dejar que el tiempo destruya lo que antes fue un orgullo de la ciudad. La excusa ahora es que el Puerto no tiene dinero para el Puente, es una "cosa menor".

Tampoco el Ayuntamiento dice que sea de su competencia, aunque se olvida que por complicidad también es culpable por omisión. La Delegación de Hábitat Urbano primero convoca una Mesa del Puente, y hasta hoy. Debe ser porque no tiene nada que contar, y evidentemente porque no tiene dinero para eso, ni ganas de pedirlo a nadie, y menos al Puerto. Primero se llevaron la grúa de Nueva York, y nadie hizo nada por semejante atropello, que lástima verla hoy deslocalizada y olvidada, ahora lo mismo con nuestro querido Puente. Quizás prefieren que se muera por inanición. Vaya usted a saber que están pensando.

Pienso que la imagen de Sevilla y su paisaje urbano mejorarían mucho con la restauración del Puente de Alfonso XIII en el río. Eso sí es un reclamo turístico. Mientras tanto, nuestro querido Puerto ya no es la administración sensible que fue antes, es ejemplo de administración autista de la ciudad. Eso sí, cuentan constantemente sus crecimientos y sus previsiones, como aquellas leyendas del porvenir de la "güija". Van cambiando los nombres de los responsables y las excusas, pero sobre todo se ha perdido la buena educación. Se olvidan de la historia de la ciudad, e inventan rápidamente nuevas fachadas para olvidar el pasado, aun cuando el pasado es mucho mejor que lo que se ofrece. Mientras tanto, esperemos que llegue una próxima primavera, y que el puente vuelva donde siempre tuvo que estar. En el río Guadalquivir, donde siempre están los puentes de Sevilla.

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