DIRECTO Madrugá Sevilla en directo | Semana Santa 2024

El tiempo El tiempo en Sevilla para la Madrugada

Juanma Moreno, Juan Marín, Felipe González, Angela Merkel, Justin Trodeau, Jacinda Ardern, Alfredo Pérez Rubalcaba, Susana Díaz, Narciso Michavila y Woody Allen

Juanma Moreno, Juan Marín, Felipe González, Angela Merkel, Justin Trodeau, Jacinda Ardern, Alfredo Pérez Rubalcaba, Susana Díaz, Narciso Michavila y Woody Allen

EL presidente andaluz vaticinaba esta semana una salida de la crisis “relativamente ágil y rápida”. Un mensaje, a pesar de la prudencia de ese relativamente, desconectado de la realidad. Ese mismo día el gobernador del Banco de España estaba empeorando sus previsiones, y no descartaba que el PIB llegara a hundirse incluso un 22%, cataclismo que además impedirá salir de esto hasta 2022. El rebote del verano estará lejos de los niveles previos a la crisis. También la OCDE concluye, como otros organismos internacionales, que España va a encabezar el desplome económico mundial. Y hay algo notorio: la economía andaluza es más débil. Hace algunas semanas, el Observatorio Económico de Andalucía alertaba de “la mayor vulnerabilidad ante la crisis” tanto en tejido empresarial como en mercado laboral. Andalucía va a sufrir más paro, con perspectivas catastróficas. En mitad de la tormenta, del capitán no se espera que desdeñe la amenaza del mar con una frase de coaching amable.

Al presidente ya le sucedió días antes al hablar de su deseo de la apertura de las aulas el 15 de mayo. Era otro desiderátum de Juanma Moreno desconectado de las evidencias. Entre la realidad y el deseo, sin guiño cernudiano alguno, el territorio de un presidente es la realidad. Los buenos deseos nunca pueden ser la hoja de ruta.

Paradójicamente el Gobierno andaluz no sólo ha patinado estos días con las buenas palabras; sino también con mensajes de mayor enjundia. En la polémica de la Operación Paso del Estrecho o las pateras se olvidaron de las subordinadas. Se trata de asuntos delicados que requieren particular delicadeza: “es un asunto difícil, sentimos empatía por quienes atraviesan España hacia sus países de origen o regresan… ojalá pueda llevarse a cabo en condiciones de seguridad… de no ser así, debería posponerse hasta que existan garantías…”. Incluso Juan Marín, que tiene cierto don para conectar con las percepciones populares, repitió el error con las pateras obviando los datos. Quienes reclaman máxima celeridad para atraer turistas sin cuarentena y recibirlos como en aquellos tiempos de El turista 1.999.999 de Los Stop, debieron mostrar más sensibilidad. No sólo la mujer del César debe ser y además parecer lo que es; sino, ante todo, el propio César. Y la sobreactuación de la oposición no cambia el incómodo mensaje de turistas sí, inmigrantes no.

Estos días el vicepresidente mencionaba que iban a “encapsular” el Gobierno andaluz de la política nacional. Ambos tiene estrategias que difieren de sus partidos allí. Pero si encapsularlo del tablero nacional puede ser inteligente… encapsularlo de la realidad no.

La exposición mediática es dura. Balzac ya reparó en que los hombres valen más cuando están expuestos constantemente a la mirada de los otros. Pero se está abusando de los discursos y las ruedas de prensa. Días atrás Felipe González elogiaba a Merkel diciendo “habla poco y corto y uno puede afirmar, me la creo. La capacidad de crear confianza y crédito define más que nunca el liderazgo”. Justin Trudeao, o Jacinda Ardern también se suman a eso. El éxito está en discursos cortos y mensajes claros. Con tanta parrafada es inevitable salir malparado, pero sobre todo aumenta el riesgo de perder la conexión con el público. Nadie recuerda las frases claves de un discurso que le aburre; pero es fácil recordar tres frases clave si solo dices un puñado de ideas concretas y directas, exhibiendo a la vez empatía y fundamento.

La transición del mando único a la autogestión va a llevar a este Gobierno a decisiones duras y difíciles, a menudo impopulares. Quienes se aprestaban a los balances de éxito, después de presentar la tarjeta de visita del déficit cero, van a enfrentarse al ciclo más duro. Ahí se mide un mandatario. No es momento de confiarse al fracaso de la oposición, aunque en ocasiones ésa pueda ser la mejor baza electoral para un gobernante. La debilidad de la oposición –un PSOE en horas muy bajas, con algunos portavoces que van de gag en gag, y Adelante Andalucía dinamitada– puede facilitar las cosas, pero no resuelve problemas. Tampoco el desgaste que experimente el Gobierno central, muy expuesto por sus pactos con los socios de lo que Rubalcaba llamaba Frankenstein, con Podemos tratando de marcar una agenda propia desafiando la Monarquía o sembrando sospechas sobre la Guardia Civil con el ruido de sables del golpismo, esas cosas que tanto indignaban antes a Susana Díaz, aunque ahora se ponga de perfil confiando en no verse bajo los focos.

El Gobierno andaluz, según los sondeos –y lo ha recordado estos días Narciso Michavila– sale con una nota alta del confinamiento. Pero el examen empieza ahora, con las consecuencias económicas de la catastrófica pandemia. Paro, paro, paro… y ante eso no valen palabras, palabras, palabras. Toca afrontar el paisaje después de la batalla. Hay que ir directamente a la realidad, que, como decía Woody Allen, puede ser odiosa pero es el único lugar en el que uno se puede comer un filete. A lo que convendría añadir: y en el que te puedes quedar sin comértelo. Muchos ciudadanos van a pasarlo muy mal. Es la hora de la realidad, no de los buenos deseos.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios