La ventana
Luis Carlos Peris
La Ruta de los Belenes
Cuando el toreo se hace de verdad, alargando la embestida del toro lo más posible para quedar colocado y ligar pases sin solución de continuidad nos estallaba en la cara dos zurdas para la perfección. Una era la del grandioso Paco Camino, que hacía fácil lo difícil con una torería innegable. ¿Alguien salió alguna vez de la cara del toro con la gracia alada de Camino? El tiempo se comportó de forma inexorable, Paco se fue y el toreo quedaba huérfano de ese sentido único que le daba el camero. Un par de decenios después de su adiós surgía otra izquierda con los mismos argumentos. Era la zurda de otro hijo del Aljarafe, de un saltereño llamado Manuel Jesús El Cid. Formó una formidable pequeña sociedad con los cárdenos de Victorino Martín a los que tomaba de lejos para llevarlos arrastrando el hocico más lejos todavía. Dolorosamente se sumió en el ostracismo para resurgir con fuerza el reciente día de Santiago en una de sus plazas, esa de Santander que se ha hecho con el trono de las ferias del Norte.
También te puede interesar
Lo último