El Sevilla dio pie a la ilusión

Causó una muy favorable impresión el Sevilla el sábado en Gelsenkirchen, esa tierra ya sagrada en el memorial del sevillismo. Diecinueve años después de aquella gesta que fue poner la primera piedra de un edificio suntuoso y rico en plata, este Sevilla tan dubitativo daba un golpe en la mesa y dijo aquí estoy bajo los parámetros que ordena Almeyda. Se vio un equipo con cara de equipo y sin nada que ver con el que coqueteó excesivamente con el descenso.

Hubo hasta futbolistas con el crédito bajo mínimos que surgieron como valores a tener muy en cuenta de cara al futuro. Y por encima de todo, la constatación de que el recién llegado Suazo puede ser piedra angular en el edificio que pretende levantar Almeyda. Se sabe que las pretemporadas no se toman como dogma de fe y que hubo veranos en que un tiempo de laboratorio brillante devino en un curso para el olvido.

De todas formas necesita el Sevilla, el sevillismo al completo, de noticias como esa del sábado en Alemania que sirven a veces para un chute de autoconfianza y una sobredosis de fe en lo que está por llegar. Se vio un equipo sabiendo a qué juega y eso es premisa importante con la que cimentar el proyecto inmediato. En dos semanas sale por los chiqueros de la LaLiga el astifino morlaco que suele poner a cada uno en su sitio. Por lo pronto, el Sevilla le dio un motivo de esperanza a su gente demostrando que la tropa está capacitada para la mejoría.