La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Catar y la triple o cuádruple moral

La no participación de las selecciones hubiera sido lo único que de verdad habría puesto a Catar en la picota

Doble moral? No. Triple o incluso cuádruple. Si un cantante acepta actuar en Catar, lo fulminan. Si el Rey va a apoyar a la selección, no solo se la carga, sino que ningún ministro de jornada le acompaña: no es cuestión de mancharse yendo a tan infecto lugar (que realmente lo es, pero entonces retírese España de la competición si se quiere ser coherente y no responder con pataletas). Según Moncloa basta y sobra que le acompañe el secretario de Estado para el Deporte, no el ministro Iceta a quien le corresponde por serlo de Cultura y Deportes. Los previsibles (Podemos, IU, CUP, En Comú Podem) se han hinchado con el Rey, rematando, como siempre, Echenique: "no falla, allí donde hay una teocracia árabe dictatorial, asesina, machista, homófoba y forrada de petrodólares, allí que van raudos los borbones". Que Pedro Sánchez se reuniera el pasado mayo con el emir de Catar y que su Gobierno -del que Unidas Podemos forma parte- le concediera el collar de la Orden de Isabel la Católica "previa deliberación del Consejo de Ministros" no plantea, por lo visto, ningún problema. Y mucho menos que el emir anunciara que las inversiones de Catar en España se incrementarán en 4.720 millones de euros en los próximos diez años.

Mucha indignación. Mucha crítica al Rey. Mucho brazalete aquí. Pero la selección española, allí. Los equipos nacionales de todas las indignadas democracias del mundo -es decir, no clubes que lo hagan a título individual sino representantes de sus respectivas naciones- van, los entrenadores entrenan y los futbolistas juegan. Y no pasa nada. Los argentinos lloran su resultado y los españoles lo celebran. La indignación se ha evaporado. El fútbol es el fútbol, dicen. Eso sí, de hacer el payaso para intentar salir airoso de esta vergüenza, no se priva nadie. Como Patxi López y otros diputados socialistas entrando en el pleno del Congreso con brazaletes arcoíris. ¡Qué valientes! ¡Qué testimonio! Como otras simbólicas tonterías que algunos jugadores -que están allí, no se olvide: ninguno se ha negado- hacen para limpiarse la conciencia en el caso de que la tengan (los iraníes sí que le echaron cojones, sabiendo lo que arriesgan ellos y sus familias).

La no participación de las selecciones hubiera sido lo único que de verdad habría puesto a Catar en la picota. Todo lo demás es hipocresía. Pero el fútbol mueve muchísimo dinero y Catar muchísimo más.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios