LES presento a Fulano. No es mal tipo, aunque la gente dice de él que es un cutre. Un día en su pueblo le invitan a que viva su momento de gloria. Se sube al escenario de la plaza mayor. Va a pronunciar un discurso impactante, que todos esperan, pero Fulano se presenta con la bragueta abierta porque no quiso gastarse el dinero de una costurera para arreglarle la cremallera. Vuelta a empezar. Nadie se acuerda de lo que dijo, porque Fulano es un cutre.
En Canal Sur se sabía que la semifinal de Champions iba a dar su récord histórico y que atraería a espectadores que tenían olvidado su botón en el mando. ¿Qué hacen? Conectar con una peña de Barbate, un pueblo que siempre se queja de la mala imagen que de él dan los medios, y aparecen unos vecinos que, con sus palabrotas y actitudes, dejan para el arrastre el buen nombre de la localidad.
En lugar de emplazar una tertulia de nivel, calentita, interesante, sólo pone en el estudio a Paco Gamero y a dos contertulios mondados. En la noche más especial podían haber contado con ex jugadores o ex entrenadores andaluces del Madrid y del Barcelona, con un ramillete de periodistas, con algún que otro hincha ilustre. Nada. Estaban obsesionados con dar paso a un programa de rápida combustión, Hace falta valor, e incluso truncaron el post partido más noticioso del siglo por dar paso a la casposa capea.
Menos mal que la narración fue menos probarcelonista de lo habitual, después de las quejas que llegaron al Defensor del Espectador (y eso que el Madrid genera más audiencia que su laureado rival español). No nos pudimos enterar de lo sucedido con Pinto y de los fallos de sonido en las ruedas de prensa compartamos los reproches con Telemadrid. Canal Sur iba a vivir el miércoles un día brillante. Pero no tienen remedio. Un consejo: deberían mirar cómo ha evolucionado la competencia en la información deportiva.
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