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La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Érase una vez una ciudad…

Acertó quien dijo que Andalucía sería la California de Europa. Pero la de Disneyland, no la de Silicon Valley

érase una vez una ciudad que se convirtió en lo que, acudiendo a la autoridad de la Real Academia de la Lengua, podría definirse como un parque temático o "recinto cuyas atracciones e instalaciones se ordenan con intención didáctica en torno a un determinado tema". El tema es ella misma. O más bien lo que desde fuera le habían hecho creer que era hasta el punto de hacer que se reinventara a sí misma mezclando con tanta sabiduría y habilidad lo inventado y lo real que resulta difícil, si no imposible, distinguir las escenografías inventadas de lo hecho por los siglos.

Todo acabó adquiriendo una misma y única realidad irreal de ensoñación a medio camino entre la vigilia y el sueño, porque los lugareños acabaron recreándola en parte a la hechura de su nostalgia por su espléndido pasado y en parte acogiendo los tópicos acuñados por los "curiosos impertinentes", como Ian Robertson llamó a los viajeros ingleses por España desde Carlos III a 1855 en su libro ya clásico que prologó Fraga (lógico: fue el ministro que dio más fuerza a la campaña Spain is Different abreviando el eslogan de 1957 -Spain is Beautifuland "different". Visit Spain- y quitándole a "different" las cautas comillas que parecían querer evitar que esta diferencia fuera tomada como el retraso de la exótica y un poco bárbara África que empezaba en los Pirineos).

Pero no nos vayamos por los cerros de Fígaro, de don Giovanni, de Carmen o de don Jorgito el inglés, porque está claro que hablamos de Sevilla. Ni siquiera por los de los años 10 y 20 del Marqués de la Vega-Inclán y Primo de Rivera, los paradores nacionales, el Patronato Nacional de Turismo, el inicio de la cartelería turística y la reinvención regionalista de Sevilla entre el concurso de casas sevillanas de 1912 y la exposición de 1929. Porque justo un siglo después la realidad -más bien la necesidad: se come de lo que se come- es que el centro de la ciudad es algo muy parecido a un gigantesco parque temático -hoteles (sumen los nuevos de República Argentina, la Magdalena, la Puerta de Jerez o la Avenida), bares, restaurantes, templos- que en gran medida alimenta a toda la ciudad y cada año celebra sus grandes cabalgatas procesionales o feriales. Dijo un político en los 90 que Andalucía iba a ser la California del sur de Europa. Acertó. Pero no la de Silicon Valley, sino la de Disneyland o Universal Studios. Si no la Nevada de Las Vegas.

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