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Espejismo

El Gobierno se lanza a celebrar el dato de inflación anual, que baja por efecto estadistico, pero los precios siguen subiendo

Evolución del IPC en marzo. Fuente: INE:

Evolución del IPC en marzo. Fuente: INE: / Departamento de Infografía

ENTRE la prolija lista de razones que un español puede elaborar para argumentar el porqué de un voto que logre el desalojo del actual Gobierno de coalición de PSOE y Unidas Podemos, una sobresale sobre todas ellas: la pérdida de poder adquisitivo   de la población.

 Ni la sumisión al independentismo catalán, que ha llegado hasta el punto de desproteger al Estado con la supresión del delito de sedición; ni haber pactado con un partido político que sigue justificando el terrorismo de ETA; ni los constantes enfrentamientos entre los partidos que integran el Gabinete; ni siquiera el tremendo resultado de la aplicación de la ley del sólo sí es sí, con cientos de delincuentes sexuales que han visto rebajadas sus condenas e incluso por los que han sido excarcelados por decenas. No, la principal razón que puede llevarse por delante a este Ejecutivo es los efectos de la inflación, que lejos de ser un problema resuelto sigue asfixiando la economía de las familias: más cuanto menos renta tienen.

Este Gobierno, que usa la mentira y la manipulación como forma permanente de ejercer la gobernanza, se lanzó ayer a celebrar la brusca bajada del Índice de Precios al Consumo (IPC) en tasa anual: bajó un 2,7% de febrero a marzo. “Magnífico”, dijo Luis Planas sobre el dato; “indiscutiblemente muy bueno”, calificó José Luis Escrivá; mientras María Jesús Montero fue algo más prudente: “Es muy esperanzador”, afirmó.

Pero la realidad es que el dato que sitúa la inflación en tasa anual en el 3,3% es sólo un espejismo, creado por un efecto estadístico. Un dato que por cierto que sea es engañoso.

El coste de la vida no ha bajado de golpe. Al contrario, sigue subiendo. La variación de los precios creció un 0,4% con respecto al pasado mes de febrero. Y lo que es más esclarecedor, la tasa subyacente –que excluye los productos energéticos y los alimentos sin procesar– aumentó un 0,7% sobre el mes pasado (incluso en comparación anual apenas ha bajado una décima y sigue teniendo un incremento del 7,5%).

Así que ir a llenar la despensa y la nevera no es más barato, sino más caro que en febrero. Ese efecto estadístico se produce porque la energía eléctrica y los carburantes estaban por las nubes hace un año.

Otro dato conocido ayer refleja que este Gobierno no ha hecho lo suficiente por corregirlo: el aumento descomunal de la recaudación en 2022 en impuestos como el IVA, de casi el 14% (casi 82.600 millones). Al menos queda el consuelo que eso redujo el déficit de las administraciones públicas por debajo del 5%, aunque sea a costa de empobrecer a los españoles.

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