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La tribuna económica

Gumersindo / Ruiz

Gripe económica y política internacional

HECHOS tan dispares como la crisis, la piratería o la gripe son parte de un mundo global donde los problemas financieros, medioambientales o de seguridad se extienden con gran rapidez y afectan a distintos lugares del planeta. Hace unos años, en una reunión privada, un destacado miembro del Banco Central Europeo nos sorprendió por la forma en que planteaba las posibles repercusiones de una epidemia y el control de riesgos en las entidades financieras. Su preocupación por un plan de contingencia para responder a una posible interrupción en los servicios financieros me parecía, entonces y ahora, algo exagerada, pero es una muestra de cómo puede pensarse en situaciones de riesgo y sus efectos sobre la actividad diaria.

México está sufriendo directamente las pérdidas por la gripe, pero también las bolsas han caído, y especialmente las acciones de cadenas hoteleras, aerolíneas, y operadores turísticos, ante el temor de que resulten afectados por la reducción de los viajes; las cotizaciones de otros sectores, como el de la industria farmacéutica, han subido. Por más que se repita que el consumo de cerdo no tiene peligro, su precio en el mercado internacional cayó inicialmente un 10%, una reacción exagerada ya que no debe haber destrucción del producto sino un aumento de stocks y de la demanda futura al reducirse el precio. Esto afecta no sólo a criadores, industriales y comercializadores, sino a los inversores en índices de materias primas y mercado de futuros, donde el cerdo tiene un peso similar a la suma del níquel, el zinc y la plata juntos.

Sabemos que cada año mueren en el ámbito de la Unión Europea más de 4.000 personas por la gripe, sin que esto suponga alarma. Aunque la posible incidencia de la gripe actual parece menor, lo desconocido da miedo, y hechos inesperados producen pánico, sobre todo en épocas de incertidumbre como la que vivimos. Las dos características principales de las enfermedades contagiosas son: la evolución de virus y bacterias por la interacción de personas y animales, sobre todo domésticos, y el desarrollo del comercio y las comunicaciones. Por eso el papel de las organizaciones internacionales ha de ser cada vez más importante, y la respuesta actual de la Organización Mundial de la Salud, en colaboración con los gobiernos, nos ha dado confianza.

La salud es hoy tanto una cuestión de seguridad internacional, como médica, y al igual que se ha puesto de manifiesto en la crisis económica y financiera, vincula a todos los países al mismo problema. No olvidemos el sida, la malaria, la polio, que matan a millones de personas en África, la tuberculosis en Rusia, el dengue que afecta desde Latinoamérica al sudeste asiático. La preocupación por la salud es un problema de política internacional, y muestra los límites de la soberanía nacional cuando los gobernantes por sí solos no pueden cumplir con la responsabilidad de proteger adecuadamente a sus ciudadanos. Pero los esfuerzos de cooperación no son efectivos sin mejoras en el gobierno de los propios países, pues se trata de unir los avances de la ciencia con la organización social y la educación para que el tratamiento de las enfermedades sea efectivo.

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