EL mundo se derrumba y nosotros nos enamoramos, pero siempre nos quedará el poder judicial. Nuestros jueces decanos, elegidos por voto directo entre sus compañeros de circunscripción, han protagonizado estos días en Barcelona tres jornadas de debate y reflexión, representando a los 2.000 magistrados españoles. La diferencia entre este encuentro y otros, también de orden profesional, es que la naturaleza de los temas tratados no ha sido la propia del ejercicio, sino los derivados de la crisis. Entre todas las cuestiones, la más lacerante era el desahucio, ya convertido en símbolo agresivo de los abusos de los poderosos, con su injusticia legal, sobre quienes no pueden protegerse: especialmente, con una ley hipotecaria que les deja en la más absoluta indefensión.

Precisamente dos semanas antes, siete de esos jueces remitieron un informe al Consejo General del Poder Judicial en el que criticaban esta situación, refiriéndose a una "mala praxis de las entidades bancarias" y proponiendo soluciones alternativas para proteger a las familias. El informe, respaldado por los 47 jueces decanos españoles, fue rechazado por el CGPJ, lo que al final revalorizaba su vigencia, como valiosa respuesta de los jueces: los verdaderos jueces, que están a pie de piso, pie de vida, pie de sangre y pie de los desahucios, ante una situación que es un crimen legal.

En todo este desastre han sido los jueces, a través del informe, de sus declaraciones, de sus análisis, los que han sentadoa los partidos. Han sido los jueces los que han reivindicado la necesidad de humanizar la ley y han criticado la subida de tasas anunciada por el Ministerio de Justicia, porque impedirá que cualquier ciudadano, y más con la necesidad económica de ahora, pueda acudir al tribunal.

Pero los jueces no están solos: el Sindicato Unificado de Policía acaba de afirmar que apoyará a los agentes que, por motivos de conciencia, se nieguen a echar a la gente de sus casas: serán defendidos por el sindicato, sean o no afiliados. Su secretario general, José Manuel Sánchez Fornet, ha asegurado que "esperamos que esta medida contribuya a que se paralicen los desahucios", porque es una "ley injusta".

El jueves le daba la razón Juliane Kokott, abogada general del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, dictaminando que la ley española de desahucios vulnera la normativa comunitaria, al no proteger a los consumidores frente a cláusulas abusivas.

En este derrumbe, tenemos a los jueces, que siguen siendo, aún, jueces de todos, como ha demostrado la sentencia del Constitucional sobre el matrimonio gay. En un país asolado por la corrupción institucional, por la caída de los símbolos civiles y el recorte de los derechos laborales, aparecen los jueces como protectores del Derecho, como garantes de la democracia. Los políticos han llegado tarde, pero los jueces estaban en la calle.