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La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Pedro espinacas y Pablo Popeye

La fuerza de Iglesias es la debilidad de Sánchez. Está consiguiendo lo que exigió en sus 13 puntos de 2016

Bochorno es lo que padecimos ayer en un feo día gris y pegajoso que preludia otros peores: llegaremos a Santa Teresa con 31º. Pero también ver al PSOE de Sánchez ponerse a los pies de los caballos de Iglesias (nuestro titular de ayer: "Sánchez hace un Presupuesto para contentar a Podemos").

Los nombres Pedro y Pablo pueden aludir a las parejas formadas por el primer Papa y el apóstol de los gentiles o los amigos Picapiedra y Mármol, o evocar la grandeza barroca de Rubens y la nunca olvidada voz de Ayuso interpretando a Perico, el marido de Matilde y padre de Periquín. Pero también a los Pedro y Pablo que escenificaron el jueves la tendencia masoquista de Sánchez a dejarse ningunear por Iglesias. Este no pudo lograrlo cuando tras las elecciones de diciembre de 2015 planteó sus exigencias para formar Gobierno con Sánchez. Tras volver a perder las elecciones en junio del 16, obteniendo el peor resultado histórico del partido, Sánchez fue defenestrado. Pero en mayo del 17 resurgió como el Myers de Halloween o el Jason de Viernes 13. Y con efectos parecidos.

Tras el regreso de Sánchez a la Secretaría General y su llegada vía moción de censura -porque nunca ha ganado unas elecciones- a la Presidencia, Iglesias está consiguiendo poco a poco aquellas exigencias gracias a la debilidad personal de Sánchez y la debilidad política de sus 84 escaños. La TVE que entonces pidió ha sido debidamente purgada. Lo firmado el jueves es otro paso para ir consiguiendo lo que entonces exigió. Por eso, además de los contenidos económicos que en muchos puntos van de lo irrealizable a lo que de ser llevado a cabo supondría una recesión, se incluyen cuestiones referidas a las relaciones sexuales o la despenalización de los insultos a los sentimientos religiosos y la Corona. La visualización del cogobierno al que tantas veces se ha referido Iglesias se plasma en el encabezamiento del documento que iguala al Gobierno de España y a Podemos.

Como todas las propuestas populistas -y este acuerdo tiene más de ello que de racionalidad socialdemócrata- sirve de precampaña electoral a Podemos, sobre todo, y al PSOE, al precio de su sometimiento; a la vez que presenta como "enemigos del pueblo" a quienes no las apoyen por fundamentadas que estén sus razones y por evidente que sea el descuadre de las cuentas y la inseguridad fiscal y jurídica que su inconcreción conlleva.

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