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Tomás garcía rodríguez

Doctor en Biología

La Puerta de la Carne y la memoria sefardí

La revitalización de algunos espacios serviría para recuperar la memoria de los sefardíes

La muralla de Ishbiliya que levantaron los almorávides en el siglo XI y reformaron los almohades poseía varios postigos y trece puertas. Una de ellas, de nombre incierto en época islámica, pasaría a llamarse Puerta de la Judería tras la conquista cristiana de Sevilla. Era el único acceso al exterior de la ciudad con el que contaba el barrio sefardí, ubicándose en la confluencia entre las actuales calles Puerta de la Carne, Cano y Cueto y Santa María la Blanca. Recibiría la denominación de Puerta de Minjoar después de la disolución de la aljama judaica en 1391 y, posteriormente, sería conocida como Puerta de la Carne, al servir de entrada a los productos cárnicos procedentes de un gran matadero fundado en 1489 en los terrenos ocupados siglos más tarde por el mercado de abastos del mismo nombre. Restos arqueológicos del matadero aparecieron recientemente bajo dicho mercado, estando proyectada su integración en un museo tras la restauración del edificio.

En la zona extramuros de la puerta, entre la actual plaza de los Refinadores y el barrio de San Bernardo, se localizaba el único cementerio hebreo de la urbe, hallándose en 1992 algunas tumbas bajo el antiguo cuartel de Intendencia, hoy Diputación Provincial. Seis años después, muchas de ellas se extrajeron en las obras acometidas para construir un aparcamiento bajo los Jardines de Murillo, en el cual queda expuesto un sarcófago perteneciente a una persona de alto nivel social; el resto de las exhumaciones duerme en un almacén del Museo Arqueológico hispalense. Hace siete años, el arqueólogo Fernando Amores y una museóloga israelí proponen al ayuntamiento rescatar y musealizar los restos judaicos en torno a la Casa del Sueño, que se ubicaría en la antigua "Casa del Jardinero Mayor" de los Jardines de Murillo, situada sobre la necrópolis; tal proyecto se convertiría en un sueño etéreo. Asimismo, permanecen sin estudio los supuestos baños árabes, reconvertidos en baños judíos, localizados en el sótano de un bar frente a la iglesia de Santa María la Blanca, antigua sinagoga...

La revitalización de todos estos espacios serviría para recuperar la memoria de los sefardíes sevillanos; para poner en valor y focalizar el interés hacia nuestra valiosa judería, la que abarcaba dieciséis hectáreas y alcanzara los tres mil habitantes, la segunda en extensión de la Corona de Castilla. Modestas aljamas españolas son cuidadas y mostradas con orgullo al visitante y se encuentran acogidas a la Red de Juderías de Sepharad, ¡donde no figura Sevilla! Espero recorrer algún día mi barrio judío y admirar los abundantes tesoros ocultos que aún han de salir a la luz, sintiendo el verdadero latido de sus eternas sinagogas, patios, callejuelas...

"Ir de nuevo al jardín cerrado,/ que tras los arcos de la tapia,/ entre magnolios, limoneros/ guarda el encanto de las aguas./ Oír de nuevo en el silencio,/ vivo de trinos y de hojas,/ el susurro tibio del aire/ donde las almas viejas flotan." (Luis Cernuda).

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