Desde mi córner

Luis Carlos Peris

lcperis@diariodesevilla.es

Recuerdo de una inauguración apresurada

El Sevilla ha celebrado como corresponde los sesenta años de vida de su fantástico coliseo

Era domingo, como hoy, y hacía calor, también como hoy, cuando hace sesenta años abría sus puertas el sueño de Ramón Sánchez-Pizjuán y Muñoz, el estadio colosal que sustituyese al viejo Nervión. Con prisas e inacabado, el gran coliseo sevillista se inauguraba cuando faltaba un mes para que se cumpliese el segundo aniversario de la muerte del hombre que lo soñó y que le daba nombre al mejor recinto deportivo al sur de Madrid.

El estadio era una réplica a tamaño reducido de Chamartín, que era lo más de lo más en aquella España que salía de la más larga posguerra conocida. Para ello, el arquitecto elegido fue Muñoz Monasterio, el mismo que proyectó el coliseo madridista. Y en ese septiembre de 1958 se procedería a su inauguración, que sería en el primer partido de Liga. Era lo previsto, pero el calendario deparaba una visita poco agradable y se decidió programar un amistoso antes de la Liga.

Se pensó en el Cádiz, pues las relaciones siempre fueron muy fluidas entrambos clubes, pero los incidentes en el Trofeo Carranza hicieron cambiar de rumbo y elegir al Jaén. Todo menos inaugurar en Liga, que se recordaba lo que pasó en la apertura del Viejo Nervión. Aún con pantalón corto, yo estuve allí y vi cómo el Marqués de Soto Hermoso ejecutaba el saque de honor y cómo Arregui, un ariete que jugó en el Sevilla y que lucía pañuelo en la frente, hacía el primer gol.

El primer gol en el nuevo estadio lo marcaba el ariete jiennense y quince días después sería Luis del Sol el autor del primer tanto que valdría para algo. Han pasado sesenta años y soy de los supervivientes de un septiembre trascendental para el fútbol según Sevilla. Y el Sevilla, tan preocupado siempre de lustrar el pasado, lo ha celebrado con el boato que la ocasión requería abriendo un museo de rico contenido. Sesenta años ya, qué barbaridad, y, lo mejor, puedo contarlo.

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