La aldaba

Carlos Navarro Antolín

cnavarro@diariodesevilla.es

San Fernando 0'0

Si no es por Paquiño Correal, nadie se acuerda en el acto oficial de que el 30 de mayo es el día de San Fernando

La escultura ecuestre de San Fernando en la Plaza Nueva

La escultura ecuestre de San Fernando en la Plaza Nueva / Juan Carlos Muñoz (Sevilla)

Estábamos todos sentados en el lúgubre auditorio de Fibes, el mismo que su autor presentó en su día de forma cursi y rancia como una “vibrante atmósfera de plata” (¡pregonero Vázquez Consuegra!) para aplaudir y acompañar a los homenajeados por la ciudad, una serie de personajes verdaderamente bien escogidos y en la que teníamos predilección particular por nuestros Paquiño (Correal) y Pablo (Noguera). ¿Pero por qué estábamos allí? Nadie lo explicaba. En el escenario se admiraba bien grande el rótulo de Sevilla del tamaño del que se otea cuando se llega a Marbella. Cada premiado era presentado por los oradores mientras se proyectaba un vídeo con fotografías del galardonado y, sobre todo, con el proceso de creación de un dibujo o caricatura del protagonista realizado para la ocasión. Fue una buena idea de los organizadores. Generaba dinamismo, captaba el interés del espectador y evitaba el barniz plúmbeo de este tipo de actos.

Los Cantores de Híspalis actuaron muy bien, con un recuerdo final a Pascual en una fotografía de grupo proyectada al final de la actuación. Todo medido y sin sentimentalismos facilones. ¿Pero por qué estábamos sentados en Fibes? Nada ni nadie nos decía que era lisa y sencillamente el día de San Fernando, patrón de la ciudad. Nadie... salvo Francisco Correal, que se refirió al rey santo en el discurso pronunciado en nombre de todos los distinguidos. ¡El único y lo único! Ni siquiera se usó en algún momento la muy light denominación del Día de Sevilla. El 30 de mayo sufre un proceso de descafeinamiento galopante fruto de la ignorancia, la incultura y, por supuesto, la osadía. El cardenal quiso en sus últimos años de pontificado darle carácter religioso público con una procesión de corto recorrido que presidía la imagen del Santo Rey. Ahora ni es festivo, ni hay procesión, ni se refiere el motivo por el que vamos a Fibes a la entrega de una serie de medallas a ciudadanos ejemplares. A ver si el Ayuntamiento comenzó a repartir medallas los 30 de mayo por ser el día de más calor del año, la jornada en la que se abre la piscina del Labradores o la que se pone el sol más tarde. ¡A lo mejor fue por alguna de estas razones y no tiene nada que ver con el señor de bronce montado a caballo en una escultura en la Plaza Nueva! 

Había tres religiosos en el escenario: el hermano Pablo, Fray Juan Dobado y don Luis Lezama. Pero ni una foto oficial y ni una referencia al rey al que debemos estar donde estamos. San Fernando 0’0. Seguro que el alcalde Muñoz lo arregla para 2023. Seguro.

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